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XVI MIS. CAPS. EN ÁFRICA. LA MISIÓN DEL CONGO Santiago podía escribir : « Dos de mis compañeros, que están muy adelantados en la lengua, atenderán .del todo a perfeccionarse en ella para poderla enseñar a los demás, que es la más importante diligencia por haber poquísimos intérpretes, y, de los pocos , nin– guno que tenga gusto de que sepamos su lengua ni la hab1emos, por eJl fin que ,ellos se saben ; y con esto y con la nueva crianza que se va hé1Jciendo de 1a juventud, espero en nuestro Señor que dentro de pocos años se ha de reducir aquello del todo a buen gobierno» (14). Con esos dos religiosos «muy adelantados en h lengua» y con otros que fueron llegando se formó en la capital del reino, San Salvador, una especie de seminario o academia de filología con– golesa; allí eran instruídos los nuevos misioneros, a!l menos en lo más común y oTdinario, ani:es de partir para los distintos puntos de su apostolado (15). Con esa iniciación en la lengua congolesa y luego el propio esfuerzo 11egaron los misioneros a poder predicar en la lengua del país. No descendemos concretamente a !los distintos religiosos, pues ya lo hemos hecho en otro lugar , probando cómo todos, al poco tiempo de llegar, ejercían sus ministerios sin necesidad de intérpretes ( 16). A ello les ayudó mucho la composición de un Vocabulario en tres [enguas: latín, castellano y congolés. Dicho Vocabulario tri– lingüe fué obra del sacerdote mulato don Manue'l Roboredo y al mismo tiempo de los Capuchinos españoles, quizá más de éstos que de aquél, y sobre todo del P. Buenaventura de Cerdeña, como ya hemos expuesto y probél!do en otro estudio (17). De ese Voca– bulario, y con ocasión de estar los nuevos misíoneros en San Sal– vador para iniciarse ,en la lengua, procuraba sacar cada uno copias para su uso partirn1ar (18). (14) JUAN DE SANTIAGO, O. F. M. Cap. Breve relaci6n de lo sucedid·o a doce Religiosos Capuchinos que la Santa Sede Apost6lica envi6 por Misionarios Apost6licos al R eino de Congo. Ms., p. 173 (B . del Palacio Nacional de Madrid, Ms. 772). Seg ún dice el autor en la dedicator ia, e5 esta obra una recopilación «de una relación muy dilatada que el P. Fr. Buenaventura de Alessano, Prefecto de nues .. tra Misión en Cong o, me mandó remitir a la Sacra Congregación de Fide Propa– ganda». A pesar de nuestras recientes pesquisas en el Archivo ~e Propaganda Fide y en la Biblioteca Vaticana, no hemos logrado encontrar esta il'elación más lata. (15) HILDEBRAND, o . c., p. 261. (16) Cfr. mi artículo Los Capuchinos espaiíoles en el Congo y el primer diccio– nario congolés, en Missio1wlia Hispanica, II (1945), pp. 216 ss. (17) !bid. (18) Así lo ejecutó, efectivamente, entre otros, el P. Jerónimo de Montesar– chio, como más tarde diremos, y así lo hizo también el P. Jorge de Gela, cuya copia
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