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LA MISIÓN DEL CONGO 1 47 tan poca ,edad pudiese haher tales razones si no fo.ese ,de región su– perior. 1~.-Dieron }uego aviso al conde de lo que' pasaba, y con si1encio y recato mandó k Uevasen a palacio al niño y que los guar,das no le perdiesen de vista ni dejasen solo. Obs,ervaron los que cuidaron de él aquella noche que nunca habila bajado el brazo ni dejado de la mano las flechas ni dormido o sentádose. Unos, atónitos del ,exceso, no se atre– vían a hablarle palabra; otros huían de adonde estaba y •todos, ocu– pados de mil r,ec.elos, temían algún fin infausrt:o. Al fin, a poco más de la media noche, mandó d conde tocar a rebato para que se convoca5e la gente y estuviese ,en vela, por lo que podía suceder, t,emeroso ele al– guna invasión. 13.--A la mañana •envió el cond-e algunos fidalgos de su mayor con · fianza para que e:! niño les dij ese lo que t,enía que hablarle y parc1 ver si alguno le conocía. No ,empero se atrevió a llamarie a su presencia ni pudo s-er conocido de alguno ni av,eriguarse de dónde era, porque, aunque hablaba la lengua del Congo, por el modo y otras circunstan– cias reconoóeron no era de aquel reino ni de oitro de los circunveci– nos. Hiciéronie vivas instancias para que manifestase el secreto de su pe,icho ; mas respondió que no Jo había -de decir sino ,,en presencia del cond,e y de los fidalgos d,e su corte, añadiendo siempr,e que entendiesen que había muchos en la ciudad que 1e conocían. 14.~Llegó la noticia del caso a los religiosos y, con deseo de ave– riguarle, le instaron mucho al conde para que Uevas,e al niño a mtestra iglesia, o que les dejase ir a donde estaba para conjurarle de parte de Dios y sacar en limpio si era cosa suya o invención diabólica. Mas no hubo forma de permitirlo, no obstante que a los fidaJgos de la guardia se les amenazó con las censuras de la iglesia por el poco caso qut> hadan de los exorcismos de ella y de sus legí•timos ministros, a quie· nes perteneoe ,el -examen de semejantes casos. 15.-Estando en estas altercaciones, les llegó noticia a los Padres de cómo ,el niño s,e había de.'sapareddo, sin saber cómo ni por dónde, y desde aquel punto acabó d conde de resolv,erne a enviar el príncipe prisionero al rey su padre. Con esta noticia c-esaron las diligencias:· el conde prosiguió en su propósito y escribió, según se dijo, al Prefec · to para que hablas,e al rey y dispusies,e la mat,eria en la mejor forma que pudiese. Del niño no s•e tuvo más noticia que la referida, pero por los •efectos se infiere ser cosa de superior r-egión ; hízose la entrega del príncipe y fué en la forma siguiente.

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