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De las dílígencías que hicieron los religiosos para estable– cer las paces entre el rey y el conde de Soño, y cómo éste les entregó el príncipe. 1.-Aunque los sucesos ele la Religión Católica corrían con bastan– t,e prosp,ericlacl por todas part,es y cada día se prometían los Padres nuevos y mayores progr,esos, con todo eso se r,eceJaban prudentes que no podía subsistir el fruto hecho ni dar paso aclelanite mientras no ce– sasen 1as guerras ,entre el rey y eJ conde de Soño. A fin, pues, de poner término a ellas, aplicaron todo el estudio posible, bien que hasta la ocasión pres,ente no pudieron recabarlo, así porque lo permití 1 a Dios, por sus inescrutabks juicios, como porque el demonio no cesaba de su– ministrar motivos con que cada día se fuesen encancerando más los ánimos. 2.-iLkgó a términos tan desesperados la materia, que mientras el confesor del rey y el P.- Fr. Buenaventura de Cerdeña estuvieron en Angola, a la embajada que se les ,encomendó, impadente ,d rey de que su primogénito estuvie!se tanto tiempo en po,der del conde su vasallo, no obstant,e que le trataba con la debida decencia, det,erminó haoerle una nueva grande guerra para recuperarlo ; lo cual, enitendido del con– de y de los suyos, se previno val,eroso para la batalla. L1egaron ambos ,ejércitos a las manos el día de Santiago y los de Soño, aunque infe– riores en armas, como más experimentados en la milicia y como pe– J.eaban por las vidas, resistieron tan ,esforzados, que al fin quedaron vencedor,es, con muerte ,de muchos soldados del ,ejército del rey y del duque de Bamba, que iba por general ; y aunque también murieron muchos fidalgos de la parte del conde, con todo eso, la victoria se aclamó por él y los suyos.