BCCCAP00000000000000000000767
. MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA Salvador asistió ,el P. Fr. Buenaventura de Cerdeña y en Soño el Pa– dre Fr. Juan de Santiago, hasta que después fueron sabiendo otros la 1-engua y pudieron ayudarles a trabajar en estos ministerios (32). 8.-Por este mismo tiempo suc,edió la co1we·rsión de un hereje, que por haber sido singular mer,ece ser referida, para que por E.'lla todos alabemos a,J Señor celestial y admiremos sus misericordias y juicios in– apelabLes. Había, pues, en San Salvador una casa a donde se r•e'Cogí,an todos los herej,es holandeses que asistían en la corte por causa del co– mercio. Tuvo noticia el Prefecto de\m enfermo pobre y con el aviso que le dieron de su enfermedad tomó un niño de la escuela y saUó de casa con ánimo de ir a confesarle. El Padre ignoraba la casa del enfer– mo y el niño, por su consejo, echó por la parte más breve y de menos bullicio ; pero nueSitro Señor lo ordenó de suerte que, sin saber a dónde iban, llegaron a pasar por la casa de los herejes sin tener noticias de que viviesen allí. 9.-Al emparejar por ·1a puerta, salió repentinamente un hombre blanco que se presumió haber si<lo ángel del delo, y le dijo cómo en aquella casa había un enfermo de mucho peligro. El Prefecto, movido de especial compasión, entró a visitarle y halló que lo estaba en todos modos y aun más en el alma que en el cuerpo, por la pertinacia gran– de con que defendía su secta. Des,engañóle de sus error-es y le advirtió que se morÍ!a sin remedio humano ; ponderóle el maJ estado de su alma y cuán c,erca s•e hallaba del infierno si n_o se convertía a la fe católica romana y se confesaba de sus culpas pasadas, detestando primero lo s e rrores en que había vivido; díjole otras muchas razones importantes, así de temor como de consuelo y confianza -en Dios, y se despidió de él por no hacer falta al otro -enf.ermo por quien salió de casa. 10.-Fué y confesó a éste, se volvió al convento y aquella noche· hizo larga oración por sus enfermos y singularmente damó a Dios por la reducción del hereje. El día siguiente envió al P. Fr. Juan Francis– co de Roma para que lo visitase, y fué -el Señor servido le hallase ya reducido y muy contrito. Detestó sus errores y, admitido a la unión (32) Así fué en verdad : el P. Buenaventura de Cerdeña asistió en San Salvador desde la llegada hasta septiembre ele 1648 y «en sus principios trabajó mucho , tanto en la doctrina y conversión de aquella gente como en la fundación de las escuelas, siendo el primero que puso orden en ellas, componiendo los rudimentos de la gram:'t – tica en lengua castellana y conguesa)) (P. TERUEL, ms. c., p. 86). Por su parte el P. Santiago asistió en Soño y, según propio testimonio, tenía en su esrnela 580 niños a quienes instruía en la doctrina cristiana (Ms. c., p. 158).
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz