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De cómo los holandeses de Angola cogieron un navío por– tugués y en él a cuatro Capuchinos que envió al Congo la Sacra Congregación, y el rey envió dos embajadores para liberarlos. 1.-Con toda prosperidad, como hemos visto hasta aquí, corrían los suc-esos <lel Congo y la fe santa se.' iba extendiendo por los confines die los reinos gentiles. Parecía haberse convertido en un paraíso aquella tierra, si,endo antes un bosque impenetrable de vicios y de enormidades. Pero, porque no faltasen trabajos, dispuso el Señor soberano que luego empezasen a sentirlos por varios caminos. El año siguiente de 1646, cerc,a de la Semana Santa, llegó un aviso a San Salvador de cómo un navío holandés en que iJ:>an algunos sujetos principales y un nuevo di– rector o gobernador al puerto de Angola, habiendo encontrado dos ba– jeles portugueses que pasaban a Mazangano, peleó con ellos y al uno lo echó a fondo y al otro lo apresó. Y que asimismo quedaban prisio– neros cuatro Capuchinos, hijos de la Provincia de Génova, que la Sacra Congregación enviaba al Congo para reforzar aquella misión, tan ne– cesitada de operarios evangéJicos. 2.-Este fué el principio de varios trabajos que se fueron siguiendo y encadenando unos con otros. Sintió mucho el! rey esa noticia y no me– nos el Prefecto y sus compañeros, p•ero, par,eciéndole al rey que bas– taría pedirlos él para que luego les die,s,en libertad, escribió a los diriec– tor·es de Angola, diciendo : estimaría le r,emiüesen aquellos cuatro Ca– puchinos de cualquier suerte que gustasen, esto es, o graciosamente o por interés, porque.' los necesitaba en su corte. Respondiéronle }os di– rectores que ya los habían remitido al Brasil para que, desde allí, los llevasen a Europa •en la primera ocasión que se· ofreciese. No se satis– fizo el rey con esa r,espuesta y, recelando otras malas consecuencias
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