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LA MISIÓN DEL CONGO II5 exhortaba a ello con gran puntualidad. También consintió que llevasen Rosarios y medallas al cuello , que ,es lo que los herejes no usan y abo– minan de ello. Quedó desde entonces tan devoto a los Capuchinos, que los socorría muchas v•eces con buenas limosnas y de e-osas precisas. Dios haya habido misericordia de su alma y la tenga de todos. 14.-También se instituyó ,en Soño la Congregación de San Salva– dor y en la misma conformidad y ,con ,ella se experimentaron efectos maravillosos, así en la frecuencia de los Sacramentos como ·,en la extir– pación d,e los ritos gentílicos y supersticiosos, como convenía. Los con– gr,egantes cuidaban mucho ,de avisar a los Padr,es cuando había algún enfermo para que' ie diesen los Sacramentos 'Y ayudarle a bien morir ; y, ,si acaso moda estando ellos ausentes, advertían a los congr,eganteis que lo enterras·en ,en lugar sagrado y con la decencia que pudiese.'11. Nada de ,esto se hacía antes de llegar los nuestros a esa tierra y así morían los más sin Sacramentos y luego los lle'Vaban al campo para en– terrarlos •en él. Muchos dejaron las concubinas y s,e casaron y vivían ejemplarmente, pero otros, que perseveraron obstinados en sus vicios, acabaron infelizmente y se vieron horrores, con que escarmentaron to– dos. A éstos se les privaba de sepultura eclesiástica y los hacían llevar a los campos ; pero a los que morían como cristianos, aunque fuesen esclavos, se les hacía su ,entierro ·en 1a iglesia con la piedad y decencia posible, yendo los religiosos por el cuerpo, acompañados de los mu– chachos de la escuela y <le los congregantes. Todo •esto s•e hacía a fin de que por e:sa ,diferencia conocies,en el caso que hace la Iglesia de sus hijos v,erdaderos y el ,desprecio con que mira a los que no lo son. 15.-Viendo d enemigo común del género humano tantos progr,e– sos espiritual,es y temiendo que ca,da ,día habían de ser mayores y más copiosos, valiéndos·e de homl:lres perdidos, les armó a los misioneros un •enredo como suyo, sembrando cizaña en los corazones de fos bue– nos y aun del mismo conde, para que todo se destruyes,e. y perdiese . Persuadiéronle que aquella santa Congre'gación, que habían instituíido de los fidalgos, se encaminaba a disponer una conspiración secreta con– tra él para quitarle la vida y haoerl.e al rey ,ese obs·equio . Pero , como no hay conse jo contra Dios ni las trazas humanas pueden prevalecer contra las disposiciones divinas, 'el mismo Señor que fué el autor de tan piadosa y provechosa instituci<'>n, desvaneció con su divino pode•r la humareda que levantó ,el infierno contra ella, desengañando al conde para que no diese oídos a los mal intencionados como de allí adel.ante lo hizo. Muchos sucesos semejantes se ofrecieron, que fuera cosa can-

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