BCCCAP00000000000000000000767

II4 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA por su convers1011 a los mismos fidalgos y a señores de vasallos, y te– mer •su indignación y malds tratamientos, que es cosa bien lastimosa. 11.-Al fin fué Dios servido de mover a muchos por ese medio a casarse y a salir de sus perversos vicios y ,del estado concubinario tan antiguo como general en aquellas miserables tierras. Ocasión hubo en que, predicando por intérprete un misionero en la iglesia, al fin del ser– món sacó el Santo Cristo, como acostumbran siempre, y sin otra dili– gencia se levantaron repentinamente seis fidalgos de los más califica– dos y más perdidos y s·e arrojaron a sus pies, he'chos arroyos de lá– grimas sus ojos, y con tal arrepentimiento, que luego dejaron las con– cubinas y se casaron; -de lo cual quedó la demás gente grandemente edificada e ,instruí,da de lo que debía de haoer. Con ,este ejemplo se mo– vieron muchos a lo mismo y aun sucedían casos semejantes en los más sermones por disposición divina. De suerte que solía levantarse el más noble d-el auditorio y, arrepent•ido 1•e su mala vi,da, ej-ecu.taba acción se– mejante a la referida y le seguían otros muchos de todas las jerarquías . 12.-No fué de pequeña confusión todo lo referido para un hereje holandés que re•sidía en Soño por factor. de los dir.ectores de Holanda y para sus compañeros y paisanos, y el ver en tan corto tiempo tanto aprovechamiento espiritual en gente tan bozal e inculta, el cual, aun– que era deda.rado enemigo de los católicos romanos, con todo éso en lo exterior se mostraba afable y benigno ; a ese hereje procuró ganarle la voluntad el Padre Fr. Juan de Santiago, hijo insigne' de nuestra san– ta Provincia de Cast illa, con ánimo de reducirle a la fe católica; mas, aunque a fos principios se exasperó mucho y tanto, que solía decir se mataría primero a puñaladas que dejar su religión de Calvino, que él llamaba santa y católica, después se fué amasando con el trato y razo– nes del santo Padre y vino a conocer la falsedad de su secta. Y es s.in duda que desde entonces se hubiera reconciliado con la Iglesia, si el temor de perder su hacienda y de padecer otros daños no se hubieran interpuesto. 13.-Al fin v1via con ese deseo y esperaba lograrle en dando forma a su hacienda, pero, y~ que él por entonces no logró ,esa dicha, la con– siguieron todos sus esclavos gentiles, que no eran pocos . Y aun él mis– mo asistía a los catecismos y bautismos con particular gusto. Y para consuelo de ellos mismos y edificación de los demás , se ce1ebraban con toda solemnidad que ordena el ·ceremonial romano . Mandóles dicho Pa– dre que dijesen dos veoes en cada semana la doctrina cristiana en voz alta para que se' les imprimiese mejor en la memoria y el factor los

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz