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LA MISIÓN DEL CONGO II3 donde el lenguaje es muy difícil de aprende·r, porque, fuera de ser to– talment,e diverso ·ele las lenguas de Europa en la pronundación, forman tantas síncopas, que es ,dificultosísimo el pronunciar sus voces, y, si los de Europa no acompañan ,el sonido de: la voz con ,el término de su idio– ma, como ellos acostumbran, no entienden palabra. Por lo cual es pre– ciso que los misioneros qne ignoran la lengua se valgan de los intér– pretes hasta saberla, si no quieren estar ociosos muchos mes,es y aun años. En la que allá predicaban y •conf.esaban a los principios era en la portuguesa, de la cual tienen más notici~ por todos aquellos reinos etió- · picos, que no de la nue'stra castdlana, aunque •en San Salva:dor y Soño la -entienden muchos de los fidalgos. 9.-Volviendo ahora a buscar a los Padr,es, que quedaron enfermos en ,el conda:do de Soño, los hallaremos no sólo sanos, sino también ha– ciendo insigne fruto en las almas, valiéndose también -de los intérpr·e– tes. Había •estado aquel condado, por causa de las guerras, muchos años sin sacerdote alguno, y toda aquella gente, que es inmensa, s,e hallaba en •extrema necesi,dad ·espiritual, y tanto que se morían muchísimos pár– vulos sin haber quien les administras,e ,el santo Bautismo. Los a,dulto s no le habían recibido y los viejos y los mozos solían a:cabar la vi,cla envueltos en sus antiguos vicios y amancebamientos. Sepul~aban a los difuntos cristianos, no •en lugar sagrado, sino en los campos como bes– tias. La gente', por falta ,de doctrina y de quien se la ,enseñase, cons,er– vaba sus antiguos ritos gentílicos y vicios. Con esa nueva luz que Dios les envió, empezaron a salir de la ceguedad en que habían vivido; bau– tizáronse millares de párvulos y de adultos y muchos de los más princi– pales fidalgos y se"ñores de vasallos ton:1:aron el estado de matrimonio, según el orden de la Iglesia, y ,dejaron las concubinas, y a su ejemplo hicieron lo mismo muchos de los plebeyos y esclavos, y después vivían como buenos cristianos y frecuentaban los santos Sacramentos. 10.-Para esta obra del cielo y ganar las voluntades y poderlas tra– tar con más amor y confianza, tomaba cada misionero su i11térprete e iban ,de casa en casa ,exhortando ,con gran blandura primero a los fidal– gos y después a los demás para que ,dejasen ,el mal estado en que vivían y se reduje:sen a contraer matrimonio s·egún. Dios y la Iglesia Henen dispuesto y quitar el público escándalo, que és,ta era la primera diligen– cia, sin la cual era imposible -dar paso a,delante en las conv;ersiones. A los plebeyos y esclavos les pe:rsuadían lo mismo, pero éstos no se re– solvían hasta v,er lo que hacían los nobles, no porque no se r,edujeran _, des,de luego, sino por temor ele ellos y por la nota que se les seguiría 8
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