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lA MISIÓN DEL CONGO 105 voción a aquel santo templo que, como a sitio de su espiritual recrea– ción, le llamaban eil paraíso. Y, sin embargo de ser bastanteme:nte ca– paz, por ser tanta Qa gente, se' atropeUaban unos a otros, y muchos se quedaban fuera y se ponían de rodillas en la plazuela, hasta que se aca- baba Ja Misa u otros d·cvotos eje'rcicios. · 8.-La frecuencia de los santos Sacramentos, de Pení,tencia y Euca– ristía era -de suerte, especialmente •en la Cuaresma y en los domingos y días de fiesta de' prec·epto, que no bastaban tres confesores que asis– tían por todo el día cada uno con dos intérpret,es. Vióse luego el frutlO de la recepción piadosa de estos santos Sacramentos en la grande en– mienda de los vidos y abusos genti}icos, muy particularmente en salir inn::.merabl,es personas de sus públicos amanc:e)Jamientos, casándose le– gítimamente, cosa que hasta ,entonces s•e hacía rara vez. Los canóni– gos) viendo ,esto, daban re:petidas gracias a los religiosos, así por la reducción de tantas almas perdidas y encenagadas ,en sus escandalosos vkios, como por !a ayuda d,e costa que ,de esta se les seguía, espiritual y temporalmente. 9.-A los frutos rderidos se siguió otro no menos provechoso para las almas, cual fué el de la oración y penitencia; porque como los 1~ehi– giosos a prima noche hacían la disciplina, ,d,espués ,de una hora de ora– ción mental, muchos seglar,es piadoso¡; deseaban imitarles en lo que po– dían; y así se juntaban fuera de la iglesia, en la plazuela inmediata, y allí tenían su hora de oración y después se disciplinaban en las espal– das, ,en ,emp·ezando !os Padres, y lo hacían con harto fervor. En la Cua– r,esma se predkaba todos los viernes, a la hora ,de la seis de: la tardie, la Pasión de Nuestro Redentor y, ,en acabando el sermón, se descubría un Santo Crucifijo con dos luces y s·e canta)Ja d salmo Miserere, a quie ayudaban los negrillos de mejores voc,es. Después enviaban fuera de la iglesia a las mujeres y se empezaba la disciplina, y era cosa de admi– radón v,er el fervor con que asistían los hombres a ella y el concurso que había ,d,e -disciplinantes dentro y fuera de la igle'sia. 10.-En la Semana Santa se aumentaban los ej,ercicios y disciplinas, y la del Jueves Santo era pública y de sangre, como en España, aun– que con más -devoción que' se suele hacer ,en algunas partes. Ordenóse, pues, la procesión -ese día por la tar9:e y concurrió a ella tanta gente, que entre homb1ses y mujer,es pasaron de tres mil, sin •entrar en e'se número los muchachos y muchachas de poca edad, y todos azotándos 1 e, pero con gran silencio y valor y tal, que vertieron mucha sangre y casi de•jaron regadas las calles con ella y a:un en muchos días no s,e qui-

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