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tA MISIÓN DEL CóNGÓ el ,enviado y marchó luego, yendo gozosísimo con tales nuevas. Lo mismo hizo el Prefecto con ,el conde y ,demás personas nobles, y toma– ron el camino para San Salvador, pero con más espacio, por su poca salud <le.i todos sus compañ,eros y haber ,de ir a pie. 4.-Los trabajos que padecieron ,en ese viaje fueron sobremanera grandes, porque fué preciso caminar por un desierto inculto, subiendo y bajando montes asperísimos y vadear muchos ríos, pasando seis días continuos sin hallar habitación alguna de racionales, aunque sí mu– chas d,e fieras que pueblan aquellos montes. Y así fué providencia del cielo ,eJ que no volviesen a enf,ermer de nuevo, y aun el perder ¡a vida por el poco sustento y fatiga del sol y dd camino. Suavizóles el Señor soberano tantos trabajos y pe'nalidades, primero con los socorros de su divina asisk.'ncia, y siegundariamente con haber bautizado infinidad de niños durante el viaj,e, así del condado de Soño como de las tierras del rey, que están a la salida del desierto . r,eíerido. Después, a distan,– cia ,de tres jornadas de Ja ,co,rte, noticioso e1 r,ey de su cercanía, les escribió ,en lengua portuguesa con un cabaUero muy ilustr,e:, pidiendo se sirviesen de ,detenerse un poco y darle lugar para salir en persona con toda su corte a recibirlos. Per,o el Prefecto le r,espondió dándo– le rendidas gracias por tan gran favor, y iie suplicp se abstuviese de tal d,emostración, por no ser conforme a nuestro humi1de estado, y que con el benepllácito de S. M. dispondríian su entrada en la corte a prima noche, solos y sin séquito de acompañamiento, como pobres peregrinos hijos de San Francisco. 5.-Vista esa respuesta, tan cortés como humilde, quedó admirado el · rey y sumament,e ,edificado, y al instante volvió a ,escripir con el mismo caballero, ,diciendo que se conformaba con su parecer y sólo por darles ese gusto. Prosiguieron su viaje y ,entraron en la corte a prima noche, sin ruido de acompañamiento y con toda modestia y si– lencio ; llegaron cerca de la iglesia catedral y, postrados en el suelo, dieron afectuosas gracias a Dios por haberlos llevado hasta allí, al cabo de tantas fatigas y trabajos como habían padecido desde que sa– lie10on d,e España. Acabada su oración y hacimiiento de gracias, fueron a ser huéspedes del sacerdote que llevó la primera embajada a Soño, y se llamaba Don Migud d,e Roboredo. Fué hermano legítimo deJ rey Don Alvaro V y ,entonces era capellán del rey y había salido a :rr.eci– birlos a cinco leguas de camino. Premióle Dios a ·este piadoso sacer~ ioie el buen hospedaje que hizo a los pobres seráficos en su casa, por que, ,después · de no largo tiempo, lé hospe,dó ,en Ja suya N. P. San

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