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De cómo el rey y el cabildo de San Salvador enviaron un embajador a los misioneros, de la partida de algunos de ellos y cómo fueron recibidos del rey con grandes demos~ traciones de afecto y devoción. l.-Volviendo ahora a buscar a nuestr.os devotos misioneros, a quienes dejamos en Pinda, padeciendo sus graves enfermedades, los hallaremos aun no .bien convaleci,ent€s y, en medio de eso; engolfados en negoóos d,e gran consideració11, así para el mejor ·expediente de su apostólico ministerio ,como para ,establecer la paz común e11 aqud r,eino, entonces muy turbado co.n guerras y discordias entre el r,ey y el conde de Soño, que también ti-ene título ,de príncipe. A estas dis– cordias precedi,eron varios motivos ; pero los que llegaron a entender aquellos Pa,dres consistían ,en la d,esconfianza y poca seguridad con que vivía ,el conde del rey y éste del conde. Pretendía ,el r·ey no sólo conservarne en el gobierno, sino también dejar por su suc,esor en la oorona a su hijo mayor y hacerla her,e<litaria en su casa. Et conde pre– tendía mantenerse ,en su ,estado y no quería vienir ·en •eso ni perde,r la acción que po,día tener a la corona en la primera va,cante. Fuérons,e encrespando las cosas ,de manera que.', habi,endo ;enviado el rey a lla– mar al conde para que pasase a la corte, se excusó varias veces y no fué . Después se acriminó el negocio tanto, que envió d rey ejér– cito poderoso contra el conde para prenderk y castigarle ; pero él con su gente salió a campaña y no sólo derrotó al ejército del rey, sino que hizo prisionero de guerra al hijo primogénito del rey, que había ido por lugarbeniente general de su ,ejército ; lo cual sucedió quince días ante's que Uegasen a aquel reino los misioneros. 2.-Encona:dos así los ánimos y deseando éstos hallar camino para pacificarlos, hablaron al ·conde varias veoes, persuadiéndole se rindie-

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