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MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA hay otro modo que ése o el irse a pie. Parece increíble la velocidad con que corren, con llevar tanta carga; pe'ro son fuertes y muy ágiles, y procuran entonces aliviarse de ropa, excepto lo que pide la hones– tidad. 1.0.-Poniendo fin a la noticia general de los usos y costumbres del reino del Congo, y habiendo sido ell rey Don Alvaro VI el que pidió al Papa nuestra misión d año de 1.639, y Don García II el que la r-edbió en ·el de 1.645, es preciso referir, y no pasar en silencio, un hecho me– morable de est'Os dos príncipes hermanos y que suc-edió el uno al otro en la corona, por s·er de los más heroicos y cristianos que ha visto el orbe. Sucedió, pues, que el rey Alvaro V los persiguió con todo su poder, sin más motivo que el ser bien vistos generalmente y mozos de gallardo brío. Su fin •era prenderlos para quitarles la vida, y con eso asegurarse mejor en el Gobierno. Pero dios , ayudados de su inocencia, y principalmente de Dios, por medio de la intercesión de su Purísima Madre, alistaron la gente que pudieron de sus estados y se pusieron en defensa. Todo les sucedió tan prósperamente, que en una batalla que les dió el mismo rey en pe'rsona, después de otras que habían precedido , le derrotaron enteramente su ejército y él solo vino a dar en sus manos, casi muerto del cansancio , d·e la sed y de la ham– br-e, de forma que pudieron quitarle la vida a su salvo y acabar con quien tanto los había perseguido y tan injustamente. ll.-Pero, favorecidos de Dios y superiores a sí mismos, hicieron una acción tan heroica , que excede a cuantas refieren los anales de Alejandro y de César, y fué v,encerse a sí mismos, hallándose tan agra– viados y tan injustamente perseguidos; pues viendo a su r-ey en estado de tanta calamidad y casi a los umbrales de la muerte, así por el susto como por las ot'ras causas, no Sólo no l•e quitaron la vida, sino que con piadosísisimas entrañas se postraron a sus pies, y luego inmedia– tamente, sin darle el menor sentimiento, le sirvieron la vianda que te– nían para sí y le recrearon cuanto les fué posible . Después, tomando entre los dos hermanos una red, de las que 'usan -en los viajes, pusiie– ron en ella a su vencido rey y le llevaron algunas millas , hasta poner~ le en parte segura y en pacífica posesión d-e su r-eino. Alcanzando con esta victoria de sí mismos otra más gloriosa y plausible que la que habían conseguido con el vencimiento y cautiverio de su rey. Ejem– plar, por cierto, raro y digno de perpetua memoria para la instrucción de la fe, lealtad, pieda,d y urbanidad que los vasallos deben tener y guardar con sus reyes, príncipes y señores naturales. Premióles Dios

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