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LA MISIÓN DEL CONGO 61 con los deseos de su generoso espíritu las insignes obras que tenía ideadas, cogió en brev-e tiempo el fruto de muchos años. 13.-Fué devotísimo de la Refoa de los Angeles, la cual le favore· ció muchas veces en varios aprietos, y especialmente en el mayor y más tremendo de todos, que es la muerte. Y así le sacó de este mise– rable mundo la víspera de su Visitación a Santa Isabel, que es la fiesta dedicada a la milagrosa imagen (le nuestra Señora de Buen Viaje, qu1e se venera en nuestro convento de Sanlúcar de Barrameda, con quien tuvo especial devoción. Recibió los Santos Sacramentos con notable ternura, de mano del P. Fr. Buenaventura de Cerdeña, y, con esta católica prevención hecha un día antes de su tránsito, pasó al eterno descanso a gozar el premio de sus muchos trabajos. Murió el día pri– mero de julio de 1645. Su muerte fué como un dulce sueño, y después de ,e,•Jla quedó su rostro tan hermoso y risueño y sus miembros tan tra– table•s como si estuviera vivo. Dióle sepultura el mismo religioso con la decencia posible en la iglesia de Pinda, aunque con más lágrimas que aparato, y allí yac-en sus cenizas hasta hoy. Mucho sinti>eron los demás la pérdida de tan santo compañero ; pero sirvió de consuelo a su pena el reconocer piadosamente tenían ya en la presencia de Dios un nuevo intercesor que les ayudaría con sus continuas súplicas a la to– lerancia de los trabajos y al mejor logro de su pretensión en la con– versión de las almas (23). (23) El P. José de Antequera falleció el l de julio de 1645. --·- Cfr. JUAN DE SANTl~GO, ms. c., p. 79.-AMBROSIO DE VALENCTNA, O F. M. Cap., Re– seiiti ltist6rica de la Provincia de Cap1tchinos de Andalucía y ,l(ir,.mes ¡lustres... , III, Sevilla, 1907, pp. 113-144.

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