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P. JosÉ ANTONIO DE DONOSTIA tanto su prestigio, que Ayuntamientos y otras entidades oficiales los con- trataban para curar, para «saludar», como se decía, a personas y animales '. En folklore se da el nombre de saludador al séptimo hijo en línea inin- terrumpida masculina. Hay pueblos, con todo, en que ese mismo nombre, con la virtud a él aneja, se da también a la séptima hija en línea ininterrum- pida femenina. Es creencia popular que el saludador tiene una cruz debajo de la lengua o en el cielo de la boca, y que cura de rabia por la virtud que posee de absorber, sin quemarse, aceite hirviendo, para luego echarlo en la herida o mordedura de perro rabioso. Dice Francisque-Michel que curande- ros tales los había principalmente en Guipúzcoa; y que por ser oficio muy lucrativo, fuerza era que en familias de siete hermanos (varones) uno de ellos lo tomara (Le Pays Basque, Paris, 1857, pág. 149). No sabría yo decir si en otras regiones de nuestro país abundaban o no tales curanderos. En Baztán, donde vivo, los saludadores no eran del lugar, sino traídos de fuera. Del 17 de diciembre de 1682 es la siguiente nota, re- cogida en el Archivo del Ayuntamiento baztanés: «Itten libraron.. . a favor de Yuan de Urrutia y Aldecoa, Theso- rero.. . 466 112 Rs., por los mismos que se a ofrecido gastar por los Señores Jurados presentes de este valle y por horden suya, en diferen- tes posadas de los lugares de que se compone, en las comidas que se dieron a Domingo Pesado, quando este presente año vino a saludar las Personas y hazienda deste valle, por haber empezado a cundir la en- fermedad del mal de ravia en diferentes ganados.. .» Domingo Pesado era, como si dijéramos, saludador oficial de Baztán; y no porque allí viviera, sino por estar asalariado a razón de cuatro ducados por año, mas alguna otra cantidad -«moderado salario», dice la decisión del Ayuntamiento-, para cuando fuese preciso llamarle ... No poco trabajo debía de tener en Baztán el saludador, puesto que el Ayuntamiento, en Jun- ta celebrada por Navidad de 1682, dice que «suben mucho los gastos, ya que en cada lugar le han hecho y harán detener más tiempo del necesario.. .» Por esto ordena que cada pueblo contribluya a sufragar los gastos. Mucha fe tenían, sin duda, en tales saludadores o curanderos. Y no se desempeñaría mal nuestro Domingo, puesto que todavía en 1688 hay una partida que di- ce: «66 Rs. al saludador Domingo Pesado por su viaje que ha echo a este valle». 1 "Saludar" se toma también en sentido ortodoxo, puesto que en canciones y preces que he recogido, hablando del pan bendito, se dice apezak salutatue, bendecido por el sacerdote. Acepción que no haiio en los Diccionarios de Azkue y Lhande.

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