BCCCAP00000000000000000000765

P. JosÉ ANTONIO DE DONOSTIA médico, tal como hoy lo conocemos, era muy raro en época no lejana. En el Archivo del Ayuntamiento de Baztán he hallado un llamamiento, fechado 17-abril-1838, que dice así: «Dijeron S, M, que la salud pública se halla expuesta en este valle a falta de profesores: pues en todos los pueblos no hay más que ciru- janos, sin que haya en todo él un solo médico para asistir a los enfer- mos; por lo que determinan se pongan carteles solicitando uno, y que su conducción se pague hasta 400 ducados de los expedientes del valle, y 10 demás por los pueblos, así como se hace con el Boticario.» Notemos de paso que el Ayuntamiento baztanés se preocupaba de la salud pública y provisión de médicos y remedios. En dos decisiones suyas, de 1832 y 1833, se habla de la «urjente necesidad» de proveer al valle de sanguijuelas, para que los enfermos sepan a dónde acudir y qué han de pagar por su uso, etc.. . El cirujano es el personaje central en este género de canciones; rara vez aparece el mediku o miriku; y si se le menciona, es para ridiculizarle. Vaya este cuento referente a un médico que pretendía la plaza del pueblo de Ezcurra (Navarra). Había allí un vecino, llamado Yoanes, encargado de examinar a los pretendientes. Llegado el nuevo aspirante, le llevó el exa- minador junto a una kutxa o arcón y le preguntó «¿Que hay en ahí den- tro»? -«¿Yo qué sé?», contestó el médico. -«Si no sabes lo que hay ahí, ¿cómo vas a saber lo que hay dentro del cuerpo?», replicó Yoanes. Y sin más examen, le despidió, dándole por inepto. También sabe la musa popular ridiculizar al cirujano poco habilidoso, que se aventura a hacer una opera- ción y fracasa. Sirva de ejemplo la siguiente poesía vasco-francesa. Trata de un bizco que, por torpeza del barbera, quedó tuerto. Fortuna erori zait barutik behera: zuri baitautzzct esker gure jaun Bar- 1 bera Harriturik bakotxa niri dago beira, bi begiez; Nik guziak ikusten begi bakar batez. Lehen biez, orai bata, oro ikusten begi batez. Me ha caído la suerte de cabeza para [abajo: gracias te doy, S e ñ o r practicante [nuestro. Todo el mundo me mira aturdido con dos ojos; yo veo a todos con un solo ajo. Antes con dos, ahora con uno, todo lo veo con un ojo.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz