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que lo ensayó y me lo contaba, me dijo que desapareció el tocino, mas no la verruga. ¡Cuánta variedad de prácticas supersticiosas, por no llamarlas medi- cinales! La curación del orzuelo es muy sencilla: basta fijar la vista en una botella de aceite; o bien, como dicen en San Juan de Pie del Puerto, signar10 con el anillo de boda de una viuda. ¿Padecéis de reuma - d e l que se cuentan 24 clases? Para curarlo basta llevar en el bolsillo un ajo; o bien untarse con aceite de lirón. El cual es tan fuerte, dicen, que, echada una gota en la palma de la mano, sale por el envés. ¿Os incomodan neuralgias o dolores de cabeza? Aplicad sobre las sie- nes alubias partidas, y desaparecerán vuestros males. ¿Os aqueja el dolor de muelas? Llevad en el bolsillo castañas indias, y asunto concluido. O bien, aplicad un sapo vivo en la mejilla correspon- diente. Dicen que el efecto es seguro. (Se trata de curar un empacho? Poned sapos descuartizados sobre el vientre del enfermo. Las calenturas se curaban en Beramendi (Navarra) -el 27 de octu- bre de 1918-, descuartizando un pollo vivo y abriéndolo en dos mitades. Sangrando aún el pollo, aplíqueselo inmediatamente sobre el pecho del en- fermo, en la seguridad de que sanará. ¿Cómo curar el panadizo, del que dicen los caseros que hay siete cla- ses? En San Juan de Pie del Puerto, metiendo el dedo en la yema del huevo; o tres veces en agua hirviendo, como dicen en Maya (Navarra). {Que vuestros hijos tienen lombrices? He aquí un remedio curioso: tomad ajo, y cortadlo en pedacitos, que ensartaréis en un hilo, distribuyén- dolos en tres porciones. Una de éstas, al colgar el hilo por el cuello, ha de quedar de manera que con el movimiento toque la espalda; las otras dos han de caer delante del pecho. Para el mal de corazón es buen remedio tomar todo sin sal durante un año y un día. Para la hidropesía, estar 24 horas envuelto en cataplasma de cebollas. Se cura la epilepsia -sin bromuros ni luminales-, yendo al campo- santo a medianoche y tomando tierra de la sepultura de la última viuda difunta. Se cuece la tierra en agua, que se ha de beber en ayunas durante nueve mañanas seguidas. Los forúnculos se curan en Baja Navarra mezclando manteca sin salar, sebo de candela, cinco; gotas de cera bendita, siete de agua bendita, nueve

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