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varones, pertenezca la sucesión, dicho español "sea cacique y sea te– nido y obedecido y servido como el cacique a quien sucedió... Des– ta manera, muy presto podrán ser todos los caciques españoles"... Opiniones y reservas del Muy Reverendo Provincial Antes que el nuevo experimento pasara de los pliegos de la Pro– visión al terreno de los hechos, los padres Jerónimos tantearon sus posibilidades de éxito. Y pronto cayeron en la cuenta de que no era lo mismo redactar un proyecto social en España que ponerlo por obra en América o, en frase de los tres Visitadores, "mucha dife– rencia hay que ver esta tierra o de oír hablar della". No, no era fácil armonizar la teoría con la realidad, la moral con la economía, los derechos de los indios con los intereses de los encomenderos y de la Corona. A fin, pues, de contar con un más amplio margen de acierto, los jerónimos creyeron prudente abrir una encuesta previa entre personas calificadas. En el mes de abril de 1517 se montó el célebre Interrogatorio jeronimiano. Además de doce encomenderos, fueron consultados varios religiosos, entre ellos los franciscanos fray Pedro Mejía, Provincial, y Fray Cristóbal del Río, Comisario. El encomendero que más ampliamente depuso fue el licencia– do Lucas Vázquez de Ayllón, quien, no contento con responder de palabra a las siete preguntas que a todos los entrevistados se hacían, presentó un extensísimo informe por escrito, nada menos que de veintitrés folios. Vázquez de Ayllón fue el más experimentado de los encomenderos que testificaron, pero también el de más duras en– trañas. Afirmó sin ambages que "los indios de esta isla ni ninguno de ellos tiene capacidad ni entero juicio ni saber para poder vivir por sí". Opinó también que "no conviene que los dichos indios se pongan en libertad" y que "se deben encomendar". Inmediatamente después de Ayllón declaró el Provincial de los franciscanos, fray Pedro Mejía de Trillo. Sus respuestas -breves, hasta lacónicas algunas- sólo ocupan un folio en el Interroga– torio, y difieren de las de su predecesor no solamente por su bre– vedad, sino, sobre todo, porque reflejan una actitud radicalmente opuesta en relación con los indios. Rompió Mejía informando que llevaba en la Isla unos once años y que, durante ese período de tiempo, había "conversado con los indios e con algunos caciques dellos e lo que ha más alcanzado dellos es ser inclinados a no ser sujetos a nadie, sino ser libres e holgar e andar a su placer". 51
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