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No es fácil imaginarse de qué artes y raras pedagogías tendrían que echar mano aquellos frailes para iniciar a los niños indios en las primeras letras. A estas dificultades alude el Provincial Pedro Mejía cuando escribe que los "nativos eran dóciles para deprender nuestra santa fe católica, excepto que siempre han menester el maes– tro ante los ojos... y no habiendo quien los compela, el Ave María que hoy dijeron, de aquí a diez días no la sabrán tornar a decir". Los franciscanos pusieron especial esmero en instruir a los hijos de los caciques, futuros dirigentes de la sociedad india cristiani– zada. En 1512, a raíz de las discusiones sostenidas en la Corte a fa– vor de los derechos de los indios -en las cuales tomó parte el pa– dre Espinar-, la Junta de Burgos determinó que los hijos de los ca– ciques de edad de trece años fueran entregados a los frailes de San Francisco, para que éstos les enseñasen a leer, escribir y la doctri– na cristiana. "Los cuales los tengan cuatro años mostrando y des– pués los devuelvan a las personas que les dieron, para que amues– tren a los indios". En los años 1513, 1518 y 1528 se emitieron ór– denes parecidas. La historia ha conservado los nombres de algunos de estos je– fes indios que se criaron y educaron a la sombra de los pequeños monasterios franciscanos de la isla Española: los caciques Tamayo y Ayraguay, Ia cacica Barahona y el que -según el parecer de Alon– so de Suazo- "más sabía de los caciques de aquellas tierras, Francisco Bonao, a quien adoctrinaron e enseñaron mucho tiempo los frailes de San Francisco". Sin embargo, el alumno de mayor renombre logrado por los franciscanos fue Enriquillo, considerado por la Historia como "el más alto representante de la doliente raza de Quisqueya". Enrique de Baoruco o Guarocuya, hijo de uno de los caciques asesinados en la guerra de conquista de Jaragua, fue alumno de fray Remigio de Fox. Alonso de Fuenmayor, presidente de la Audiencia de Santo Domingo, escribió en el año 1529: "El padre fray Remigio, de la Orden de San Francisco, que le conocía el mismo cacique (Enriquillo) porque se avía criado en aquel monasterio (de Vera Paz) e le avían mostrado leer e escri– bir e gramática"... El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo y fray Bartolomé de Las Casas informan lo mismo, algo más detalladamente. Experimentos de inculturación en La Vega Concretándonos al convento de La Vega, a falta de otros infor– mes escritos, los estudios que actualmente se están haciendo sobre 40

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