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Planta -trazada a pluma- de los alrededores del "monasterio del señor San Francisco" de la ciudad de Santo Domingo. Del año 1531. sin embargo los tachó -también limpiamente- de simples en su labor social. Dejando de lado las actitudes extremistas, siempre dig– nas de admiración, pero también discutibles siempre, y ateniéndo– nos a hechos y no a aprensiones, se puede afirmar que, en las dos primeras décadas del siglo XVI, los franciscanos de la Isla de San– to Domingo afrontaron el problema social muy positivamente, en especial en tres aspectos: en la dignificación de los nativos por medio de la enseñanza, en la denuncia evangélica de las injusticias y en el establecimiento de nuevas estructuras que salvaguardaran la conservación y la libertad de los oprimidos indios. Libros, cartillas y alumnos aventajados La mejor arma que los misioneros podían poner en manos de los sojuzgados indios para hacerles conscientes de su propia digni– dad y enseñarles a recuperar y defender sus arrebatados derechos era la instrucción escolar. 38