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floridana, publicó, además, un nuevo libro: Relación de los Mártires que ha habido en la Florida, de gran valor informativo. Periodista nato, en cuanto llega a la Florida en 1614, Oré co– mienza a recoger datos y reunir informes. Comprueba con inmenso gozo que, a partir de 1573, fecha en que los franciscanos suceden a los jesuitas en las misiones floridanas, éstas progresan notable– mente, gracias, sobre todo, al dinamismo del padre Alonso de Rei– noso. En los pueblos de la zona de Gualé se predica ya el Evangelio: en Tolomato, Topiqui, Nombre de Dios, San Sebastián, San Antonio, San Pedro, San Juan... Nuevos misioneros llevados por fray Juan de Silva en 1595, avanzan por Timicua y Aguadulce, por Tama y Usa– tipa. Oré reporta con especial detenimiento el martirio que, en 1597, sufrieron en las costas de Georgia: Pedro de Carpa, Bias Rodríguez, Miguel Añón, Antonio de Badajoz y Francisco de Beráscola. Fran– ciscanos los cinco. Su sangre abrió un período de esplendor para las misiones de la Florida. Oré levanta informes recurriendo a los misio– neros más experimentados: fray Francisco de Pareja, fray Baltasar López... al Reverendo Visitador se le cae la baba escuchando al pa– dre Pareja: "Así mesmo, en otra tierra, que se llama Oconi, pide el cacique ser cristiano él y su pueblo con los demás pueblos con– vecinos... Lo mesmo piden en Cascange, que son siete pueblos sujetos al cacicazgo de Sant Pedro, a los cuales indios he tratado... Lo mesmo desean lcis naturales de la tierra de lbi...". Transcribe con gozo las declaraciones del padre López: "El cacique mayor de Potano, que está diez leguas desta de Timicua y treinta del presidio de Sant Agustín, también vino a pedir religioso, y por no haberlo para dár– selo fui por dos veces a su pueblo principal". No contento con los testimonios hablados o escritos, para com– probar con sus propios ojos y oídos noticias tan confortadoras, Oré recorrió a pie y en canoa las misiones floridanas. He aquí algunas notas sobre uno de sus viajes del año 1616: -16 de noviembre. Después de navegar veinte leguas en canoa por el río Tocoy, llega al convento de San Antonio de Enacape. Examina a los indios. La mayoría de ellos sabe bien el catecis– mo. Los muchachos indios ayudan a misa a perfección. Conferen– cia con los misioneros. -Va a pie al convento de Potano. Después de dos días y medio de viaje, llega a la doctrina de Apalo. Atraviesa una gran laguna. En compañía de los guardianes de los conventos de Potano y Tahirica, visita Santa Fe de Teleco y San Martín de Timicua. Anota el número de bautizados. -Del convento de Timicua va al de San Juan de Guacara acom– pañado de su secretario. En Santa Cruz de Tahirica, los cristia– nos han aumentado de cuatro a setecientos doce en sólo cinco años. 383