BCCCAP00000000000000000000764

interpreta la historia de Perú incaico a la luz de los postulados del Cristianismo. Oré, después de traducir al quechua el Quicumque de san Atanasio, hace que los indios lo canten en música gregoriana acompañada por la quena... "Mandóme -escribe Garcilaso- que le diese algún libro de nuestra historia de la Florida... Yo le serví con siete libros: los tres fueron de la Florida y los cuatro de nuestros Comentarios, de que Su Paternidad se dio por muy servido". Durante la entrevista, Oré manifestó a Garcilaso que ignoraba aún si iría o no a la Florida con los misioneros que iba a despa– char. Los veinte sacerdotes y cuatro hermanos a él encomendados viajaron aquel mismo año de 1612. Oré quedó en tierra. Un año después, el 13 de junio de 1613, el Comisario General de Indias, fray Antonio de Trejo, le ordenó que levantara informes sobre el género de vida que llevara en su natal Andalucía fray Fran– cisco Solano, muerto en Lima tres años antes. Oré estaba preparado para el trabajo, pues había llevado del Perú ciento diez folios de informes sobre el milagroso fraile montillano. Ordenó un interroga– torio de seis preguntas, y en un mes, del 13 de julio al 15 de agosto de 1613, realizó su labor investigadora, recorriendo Sevilla, Arrizafa, Adamuz, San Francisco del Monte, Perabad, Montero y Montilla. Entrevistó en total a cuarenta y cuatro personas de toda condición social, desde Miguel Sánchez del Cerro, alcalde de Adamuz, hasta el hermano lego Francisco Pedro Díaz Cerezo. Con los informes reunidos y otras notas que compuso, redactó la obra Relación de la Vida y Milagros del Venerable Padre Fray Francisco Solano, que fue editada en Madrid en 1614. Convencido de que más instruye y mueve un solo santo que cien libros, Oré trabajó con un entusiasmo y eficacia particulares en el asunto referente a san Francisco Solano. La Florida: Visitador y reportero de misiones Aquel mismo año de 1614, fray Luis Jerónimo de Oré recibió de sus Superiores el título de "Visitador de los conventos de su reli– gión de la Provincia de la Florida". Se trataba de la provincia de San– ta Elena, constituida como tal dos años antes, y cuyos territorios abar– caban la isla de Cuba, la península de la Florida, Georgia y Caro– lina del Sur. Hasta entonces, Oré había cooperado en dar unidad y contenido doctrinal y litúrgico a cientos de misiones y parroquias de Sudamérica por medio de sermonarios, catecismos y rituales; ahora le destinaban al Hemisferio Norte, a un nuevo enclave misional ser– vido por su Orden. Le bastaron tres o cuatro años de permanencia para darle un gran impulso evangelizador. Gracias a su experiencia 382

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz