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do especial en describir los pueblos, ciudades, montañas, tierras, sel– vas, ríos, minas y riquezas de Perú, así como el origen y "condi– ciones particulares" de sus indios. Su Arte y Vocabulario han de ser útiles -cree Oré- tanto en la catequesis como en la escuela, que es "como ánima del todo un pue– blo para ser mejor doctrinado y regido, y donde no la hubiere fal– tará todo lo dicho, de doctrina, música, ornato y servicio de las igle– sias, altar y coro". De sus Sermonarios esperaba hacer "plato y servicio a los sacerdotes <leste Reino". Los había compuesto "con mucho estudio y trabajo". La primera obra que logró imprimir fue el Symbolo Catholico Indiano. En Lima, año 1598. Es un pequeño manual de inicia– ción cristiana. Contiene cinco partes principales: declaración de los misterios de la fe a partir de los tres símbolos, Atanasiano, Ni– ceno y Apostólico; Doctrina cristiana; Catecismo breve y cotidiano; Catecismo de la Comunión; Catecismo de la Confesión. Oré escribió esta obra en el convento de Jauja. El mismo re– calca "el cuidado y estudio que fue menester para su compostura". Su exposición de las verdades de la fe es, según el gran bibliófilo chileno José Toribio Medina, "ingenua y candorosa, sencilla como los sentimientos de la edad primera... hablando no tanto a la inteli– gencia cuanto al corazón; y bajo este aspecto, el trabajo de Oré, des– tinado a la instrucción de los indios, llena perfectamente su ob– jeto". El padre Oré explica el contenido de los Símbolos o Credos en versos quechuas. La doctrina cristiana y los catecismos están en que– chua y aimará. Uno de los aspectos más llamativos del Symbolo Catholico In– diano es su exposición de las verdades de la fe en versos que– chuas. Oré se afanó mucho en componer este tipo de catecismos ver– sificados. Su compañero de fatigas, el padre Buenaventura de Fuen– tes, atestigua que "tradujo toda la vida de Cristo nuestro Redentor en verso hasta la Ascensión, todo en la lengua (quechua), y le dio un tono tan devoto, que indios e indias y muchachos los cantan en las casas y chácaras". Sin embargo, no se trata de un método cate– quético original implantado por el padre Oré en las doctrinas perua– nas, tal como lo ha demostrado el historiador Antonine Tibesar. Ya en 1563, un memorial escrito por dos franciscanos de Cuzco decía que ellos, en su parroquia, enseñaban a los indios a "rezar horas, cantar el coro, oficiar una misa y vísperas cantadas y tañer flautas y violones y que anden en servicio del culto divino y acompañando el servicio de la iglesia, porque se oigan las horas con mejor de– voción donde se juntan los naturales a ello, por ser aficionados a 378

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