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Por estos mismos años fue construido el convento de La Vega, en el corazón de la isla Española. Hacia 1524, un informante lo consideraba como "el pricipal, adonde había predicadores". También hubo residencia franciscana en la ya extinta villa de Buenaventura (entre la Capital y Bonao), así como en Santiago de los Caballeros y en Cotuy. La de Santiago, ubicado en el barrio Jacagua, se construyó hacia el año 1531, según consta por un infor– me fechado el día 28 de febrero de 1535. Otro importante convento de la isla Española fue el de Vera Paz. Erigido en 1510, en el sur de la actual República de Haití, fue donde fray Remigio de Fox educó al célebre cacique Enriquillo. Al finalizar la segunda década del siglo XVI, el número de los franciscanos de Santo Domingo disminuye en forma alarmante. Ya en 1516 la Orden no contaba más que dieciséis sacerdotes en la isla. El descubrimiento de nuevas tierras abría campos de apostolado cada vez más amplios y prometedores en las Indias, y Santo Domin– go se convirtió en una especie de cabeza de puente o rampa de lan– zamiento de conquistadores y misioneros que marchaban a la llama– da Tierra Firme o países continentales. Fray Juan de la Deule pasa a Jamaica, y su compañero fray Juan de Cosin, a Cuba, como capellán del conquistador Diego Velázquez. Fray Juan Alemán marcha a Darién en 1509 y fray Pedro Melgarejo, que en 1513 fuera Superior del Convento de la Vega, va de Capellán de Hernán Cortés en la conquista de México. En 1512, dos franciscanos desembarcan en Puerto Rico, donde fundan convento. Hacia 1514, dominicos y franciscanos de la Isla Espa– ñola inician un interesante ensayo de conquista pacífica en Cu– maná, Venezuela, y, más tarde, la Provincia de la Santa Cruz abre convento en la isla de Cubagua, cerca de la isla Margarita. Para 1513 había residencia en Darién, y pocos años después se abría otra en Panamá. En Cuba, la Orden erige sus primeros conventos en Santiago, Bayamo y La Habana con religiosos provenientes de la isla de San– to Domingo. La primera Provincia franciscana del Nuevo Mundo cumplió generosamente esta misión de ser puerta franca al continente. La cumplió hasta su propio agotamiento. Sólo a fines del siglo XVI recobra fuerzas con la fundación de varios conventos en Vene– zuela. El de Caracas se abre en 1575. Pronto se establece en él la curia provincial, retenida hasta entonces por el de Santo Domin– go. Le siguen los de Trujillo, Tocuyo, Barquisimeto y Carora, todos en territorio venezolano. En el siglo XVII se suman a estos conventos los de Maracaibo, Coro y Valencia, y el de Guanare en el XVIII. De esa forma el pri- 35

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