BCCCAP00000000000000000000764

22. Francisco Solano, hombre de Dios, santo de América Francisco Solano, nacido en Montilla en el año 1549, era un andaluz delgaducho ymoreno, de mediana estatura. Aspero como un cardo en su porte penitente, pero fino como una aceituna en su es– píritu cordial y cultivado. A pesar del color terroso y enfermizo de su rostro, la mayoría de los que le trataron resalta su expresión jovial, su "cara regocijada". Y aunque, según un testigo, era medio desdentado, las más de las veces se le veía "con la boca llena de risa". Era de gestos enérgicos y rápidos andares. Gustaba andar siem– pre a pie, con un bordón en la mano, calzado con unas sandalias mil veces remendadas. Sólo cuando, debido al cansancio o a la en– fermedad, no le quedaba otra alternativa, montaba a caballo. No le placía el mulo, que es animal de seguro paso, pero de toscos movi– mientos y desprovisto de gracia. Nunca le sofocó excesivamente su grueso hábito gris, de lana más o menos bien tundida. Tan cenceño y enjuto de carnes era. No llevaba alforjas ni bultos. Sus únicas bolsas eran las mangas del hábito. En ellas escondía todos sus haberes y tesoros: una cruz de madera con el Cristo pintado, alguna que otra limosna para enfer– mos y mendigos, y sus pequeños instrumentos músicos -de factura casera-. Contra lo que afirma la mayoría de sus biógrafos y pane– giristas, nunca cargó un violín. Sí, una flauta o chirimía y una es– pecie de rabel, de una o dos cuerdas de alambre, con su arco. Los pintores que intentaron retratar al pequeño fraile montilla– no -Juan de Aguayo, Pedro Coelho de Reinalte- no salieron muy airosos en el empeño. Ninguno de los mediocres cuadros que lo re– presentan logra captar su cambiante fisonomía, su vivaz espíritu: austero y humano, alegre y profundo, simple y poderoso al mismo tiempo. Este frailecito ingenuo y extático, proclamado por cronistas e historiadores apóstol del Perú, de la Argentina, de América, y a quien una veintena de ciudades -Lima, Panamá, Cartagena de Indias, Potosí, Cuzco, Santiago de Chile...- invoca como a su santo patro– no, no realizó, a la verdad, hechos humanamente superiores a los de otros misioneros del nuevo continente. No escribió ni un simple 357

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz