BCCCAP00000000000000000000764

ratura religiosa y, por otra, el que más ha evolucionado y mejor ha sobrevivido al embate de las lenguas europeas. Fue en las reducciones donde el indio guaraní desarrolló una serie de expresiones artísticas desconocidas por él hasta entonces y donde tuvo oportunidad de imprimir a las artes plásticas y pictóri– cas su original sensibilidad. En las maderas que talló y pintó el gua– raní de las reducciones elevó a categoría de arte los elementos de su propia geografía: plantas y flores como el amambay o el mburu– cuyá; maderas preciosas como el quebracho o el urundey. En la reducción de Ytá, los franciscanos solemnizan su liturgia con música por demás pintoresca, en la que al sereno canto grego– riano acompañan el órgano y "un terno de chirimías", de festivas y aborígenes chirimías. También la iglesia de Caazapá cuenta con su capilla de músicos indios, con órgano y flautas. Entre las reducciones fundadas por Bolaños, es en las de Ytá y Yaguarón donde la arquitectura y las artes decorativas florecen más espléndidamente. En Ytá triunfa la madera, sometida a bellas for– mas barrocas. La iglesia de Yaguarón presenta un exterior sencillo. Medio centenar de pies derechos de madera, sustituidos hoy por pi– lastras de mampostería, sostenían antes sus anchos aleros. También son de madera las columnas del interior, que van unidas entre sí con arcos. Las vigas están decoradas profusamente, al igual que los púl– pitos. Vistosos paneles pintados a mano cubren la bóveda, lo mismo que el techo de la sacristía. El retablo, de época posterior, está consi– derado como "la obra cumbre del barroquismo paraguayo". Todavía hoy, los descendientes de los guaraníes formados en las doctrinas y reducciones establecidas por fray Luis Bolaños culti– van la artesanía en sus más variadas expresiones: cerámica vidriada en Areguá, cestos y sombreros en Caacupé -donde se venera la fa– mosa Virgen Azul de los Milagros, cuyos orígenes se remontan a la luminosa época de Bolaños-, santos de madera en Tobatí, hamacas en Pirayú, finísimas mantillas de ñandutí en Itaguá. Las reducciones proporcionaron al indio trabajo retribuido, vi– vienda cómoda y estabilidad económica. La de Caazapá llegó a go– zar de notable prosperidad. Según el etnógrafo Félix de Azara, "nin– gún pueblo jesuítico le igualaba" poco antes de su visita, en el año 1784. Poseía entonces la reducción sesenta y cuatro mil reses, tres mil caballos y un millar de mulas. Bolaños, factor-clave del éxito El apostolado inicial de Alonso de San Buenaventura y del diá– cono Bolaños no fue superficial. Treinta años después, cuando las 350

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz