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Haber unido en un único programa educativo las tareas de la modelación humana y de la formación cristiana es otro de los gran– des méritos del sistema implantado por Bolaños. En 1618, Hernan– darias elogia a los franciscanos porque "les han abierto (a los in– dios) los ojos al conocimiento de Dios nuestro Señor y los han re– ducido, juntado y puesto en policía cristiana". Todos los informes referentes a las reducciones franciscanas del Paraguay juntan los términos policía y doctrina. En el año 1522, los miembros del ca– bildo de la reducción del Yaguarón testimonian su gratitud a los frailes porque "nos reduxeron a pueblos formados, donde nos ins– truyen en las cosas de nuestra sancta fe católica enseñándonos po– licía cristiana". Se ha dicho que las reducciones fueron una forma lateral de colonización. Pero también hay que decir que, gracias a ellas, el in– dio guaraní ha podido conservar su propio idioma. Hacia 1591 es cuando Bolaños redacta su célebre Catecismo, la primera obra es– crita en guaraní. Sus discípulos fray Gabriel de la Anunciación y fray Juan de San Bernardo -"muy gran lengua" el segundo- le ayudan en la composición de la pequeña, pero trascendental obra. Varios más, entre ellos el capitán Alonso de Escobar, "famosísimo lengua– raz", le asesoran en la difícil tarea. En el sínodo diocesano de 1603 se ordena que "la doctrina y catecismo se ha de enseñar a los in– dios en lengua guaraní", que los curas "vayan aprendiendo la len– gua de sus feligreses" y tengan el catecismo del padre Bolaños, "el cual sepan de memoria". Por eso, en el elogio que el padre jesuita Juan Torres hace, en 1611, del padre Bolaños, afirma que "es la persona a quien se le debe más en la enseñanza de la lengua de los indios, por ser el primero que la ha reducido a arte y vocabulario y traducido en ella la doctrina, confesonario y sermones". A pesar de todo, no han faltado críticos. El etnógrafo Bartolo– meu Meliá censura la "reducción literaria" que han supuesto para el idioma guaraní los catecismos empleados en los asentamientos in– dígenas creados por franciscanos y jesuitas. "Es literatura cristiana escrita en guaraní, no literatura guaraní". Y habla de vaciamiento de los valores auténticos, de suplantación cultural. Ciertamente, el Paraguay colonial no tuvo la suerte de contar con un fray Bernardino de Sahagún - Rubén Bareiro afirma que el antropólogo León Cadogan ha sido el Sahagún, un poco tardío, de la literatura guaraní-, pero tampoco es justo exigir una mentalidad propia del siglo XX a hombres del siglo XVI. De todas formas, el mismo Rubén Bareiro confiesa que, de los tres grandes grupos lingüísticos tupí-guaraníes, el avañée, que abarca los dialectos del Paraguay, es el que, por una parte, posee, gracias al empeño de los misioneros, una documentación abundante y lite- 349

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