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Entre 1580 y 1615, a lo largo de una línea imaginaria tendida desde Asunción hasta Buenos Aires, los franciscanos establecen o atienden catorce reducciones. Las doctrinas de fundación francis– cana son diez: Atirá, Ipané, Guarambaré, Pitún, Jejuí, Tobatí, Nin– guarás, Pacuyú, Curimai y Jujuivas. Un informe qué, en 1619, manda hacer el Visitador fray Juan de Arrieta, asegura que todos los establecimientos misionales de ori– gen franciscano, tanto en Paraguay como en el Río de la Plata, es– tán atendidos por religiosos de la Orden, a excepción de las reduc– ciones de Los Altos y Yaguarón y de las doctrinas de Tobatí, Atirá y Guarambaré, entregadas por la Orden a sacerdotes diocesanos. En Ytá sirve fray Juan de Córdoba; fray Alonso Velázquez, en Yuti. Frailes franciscanos atienden Caazapá y las nuevas reducciones abiertas a lo largo del río de la Plata. La de Calchines es "muy gran– de de mucha cantidad de indios". En ella está fray Juan de Ilárraza. Bolaños sigue en Varadero. Eficacia y frutos del sistema El sistema de reducciones y doctrinas implantado por el padre Bolaños fue un medio eficaz para lograr la defensa y la promoción, tanto religiosa como social y económica, del indio. Demostró ser, en primer lugar, un instrumento más apropiado que la guerra para la pacificación del país. Como prueba se puede aducir, entre otros, el caso de Caazapá. Un informe emitido en 1618 recuerda que los españoles no habían podido pacificar por las ar– mas los indios de la provincia y distrito de Paraná, pues éstos lle– vaban treinta o cuarenta años en estado de rebeldía. En vista de lo cual fue llevado a la levantisca región el padre Luis Bolaños, quien se adentró en la zona "solo y sin compañía ni escolta de es– pañoles". La reacción de los indígenas fue tan favorable, que, tras haberse juntado en la reducción de Caazapá, "viven ahora -termina el informe- muy asegurados y quietos y pacíficos". Gracias, en gran parte, al establecimiento de estos pueblos de indios, tal como atestiguó el franciscano Baltasar Navarro en el año 1607, ya no era necesario para esa fecha llevar escolta de gente armada para ir por los ríos y los caminos, "porque toda la tierra es– tá reducida y en paz". Es más, a no ser por las reducciones y doctrinas, "los indios se hubieran menoscabado e ido siempre a menos" según un parecer emitido en Asunción en 1618. Otro testimonio de la misma época sostiene que los religiosos de San Francisco ha sido quienes prin– cipalmente han mantenido en orden y en la fe católica a los nati– vos del Paraguay y del Río de la Plata. 348

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