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Justificación del sistema de reducciones Una década duró la diaconía del hermano Bolaños en tierras de Paraguay. El mismo año -1585- en que él y Alonso de San Bue– naventura regresan de su gira apostólica del Guairá a Asunción, llega a la ciudad el obispo Alonso Guerra, dominico, quien ordena sacerdote al ya experto misionero. Los dos apóstoles itinerantes y los dos novicios que trajeron del Guairá pudieron esta vez hospedarse en casa propia. Cinco años an– tes, en efecto, en el 1580, había pasado por Asunción el padre Juan Pascual de Rivadeneira, primer Custodio del Tucumán, quien, según un informe escrito ese mismo año por los oficiales reales de Asun– ción, "dejó en esta ciudad una casa de la Orden del Señor Sant Fran– cisco empezada". Cinco franciscanos, ya ancianos, vivían en esa época en Asun– ción, pero parece que no hicieron gran cosa por terminar la obra ini– ciada por Rivadeneira. Fue el padre Alonso de la Torre, sucesor de éste como superior de la Custodia, quien levantó el convento. Ubi– cado en la ribera misma del río Paraguay, para el año 1587 estaba ya construido y vivían en él cuatro religiosos según los informes que le llegaron al cronista general de la Orden, fray Francisco de Gon– zaga. A partir de esta época, la figura de fray Luis Bolaños emerge como estrella de primera magnitud, mientras la de fray Alonso de San Buenaventura va descendiendo a su ocaso. Marcha éste a Espa– ña en el año 1585 a informar sobre "el estado de la tierra" y a re– clutar nuevos evangelizadores. En un segundo viaje que realiza, conduce a América veinticuatro misioneros, entre ellos a fray Mar– tín Ignacio de Loyola, ·futuro obispo de Asunción. Mientras tanto, Bolaños es nombrado superior del convento de Asunción. Como tal, tiene que enfrentarse de inmediato con un pro– blema espinoso: reducir a obediencia a dos religiosos díscolos y poco ejemplares: fray Francisco Romano, quien termina siendo pro– cesado por la Inquisición, y fray Francisco Merino, más amigo, al parecer, de las armas que del retiro conventual, pues consta que hacia 1588 andaba por las selvas del Guairá con un arcabuz al hom– bro... Las tres décadas que corren entre 1585 y 1615 son las que re– gistran los mayores logros del apostolado social de Bolaños. En la plenitud de su edad -de 35 a 65 años-, dotado ya de un pro– fundo conocimiento de la psicología y de las condiciones de vida del indio, lleva a cabo su gran proyecto de política indigenista: las re– ducciones. Es el período áureo de su vida. 344

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