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Sello oficial de la provincia de San Francisco de Quito. Grabado publi– cado en el libro De origine Seraphi– cae Religionis de fray Francisco Gonzaga, impreso en Roma en 1587. Fray Jodoco Ricke fue el primer Cus– todio de los franciscanos del Ecua– dor. el convento, plantel de evangeli– zadores y misioneros, seminario de instrucción y ciencia, escuela de artistas y artesanos. Decidido y emprendedor, ob– tiene para sus proyectos los sola– res que antaño fueran propiedad de los capitanes de Huayna Ca– pac. En 1536, pide al Cabildo nuevos terrenos. Las obras se ha– rán a costa de Su Majestad y con– tando con la cooperación de los indios para los trabajos de cons– trucción. Para salir airoso en su empeño, fray Jodoco solicitó, una y otra vez, ayuda a las auto– ridades de la ciudad y al Empera– dor. Sus cartas respiran una no– ble humildad de fraile limosne– ro: "Fray Jodoco suplica a Vues– tras Mercedes le hagan caridad de los solares de la casa del señor San Francisco, que por el fiel es– tán señalados, y las tierras... y en ello recibiré limosna". "Fray Jo– doco, franciscano, parezco ante Vuestras Mercedes y digo que me hagan merced de unas tierras que son pasando el río, a las es– paldas de este monasterio de San Francisco". En el año 1557 consigue que le asignen doce arrobas de vino y seis de aceite para el culto. En 1559 obtiene cuatro campanas, cua– tro cálices y patenas, por valor de quinientos setenta pesos de oro. En 1564, logra que le den mil quinientos pesos para poder seguir adelante con las obras. Tres años después, llega una nueva provi– sión de aceite y vino. Tanto pide y vuelve a pedir el buen fraile, que da origen a una leyenda, según la cual el Emperador Carlos V, ir– guiéndose, ansioso, en los balcones de su palacio, preguntaba cada tarde si ya despuntaban en el horizonte del Atlántico las torres de la iglesia de San Francisco de Quito, pues muy altas habrían de ser, sin duda, las construidas con tanto dinero como le había sacado fray Jodoco. La monumental obra avanzó lentamente. Ya para 1556, los re– cios muros del convento y de la iglesia, de piedra de cantería, ha- 320
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