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por varios trienios del primero, ha pasado a la historia como el pionero de la Iglesia en el Ecuador y uno de los grandes civiliza– dores de la América del Sur. Espíritu abierto y cultivado, supo rodearse de frailes excepcio– nales en erudición, sensibilidad social y artística: Pedro Gocial, su fiel compañero y compatriota, maestro de pintores en Quito; Fran– cisco Morales, denunciador de injusticias ante el rey Felipe II y fun– dador del colegio quiteño de San Andrés, primer plantel de artistas y artesanos de América del Sur; Marcos Jofré, graduado de la Uni– versidad de Alcalá; Jerónimo de Villacarrillo, parcial del presiden– te La Gasea durante la rebelión de Gonzalo Pizarro; Antonio de Zúñiga, autor de un extenso y desenfadado informe sobre política indigenista. Un raro manuscrito titulado Espejo de Verdades, compuesto en América por los mismos años en que murió fray Jodoco, enumera las mil variadas actividades que para civilizar a los nativos del Ecua– dor emprendió el gran misionero belga: "Enseñó a arar con bueyes, hacer yugos, arados y carretas, la manera de contar en cifras de guarismo, y castellano. Además enseñó a los indios a leer y escribir y tañer los instrumentos de música, teclas y cuerdas, sacabuches y cheremías, flautas y cornetas, y el canto del órgano y llano. Como era astrólogo, debió de alcanzar cómo había de ir en aumento aquella provincia... y enseñó a los indios todos los géneros de oficios, los que deprendieron muy bien... hasta llegar a ser muy perfectos pintores, y escritores, y apuntadores de libros; que pone gran admiración la gran habilidad que tienen y perfección de las obras que de sus manos hacen, que parece que tuvo este fraile espíritu profético. Debe ser tenido por inventor de las buenas artes en aquellas provincias". Bases para establecer una civilización integradora La dura y luminosa aventura americana de fray Jodoco Ricke comienza el día 19 de julio de 1532, cuando, estando en España, 318

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