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2. Isla de Santo Domingo: establecimiento de la Orden y primeras experiencias en política indigenista La desembocadura del río Ozama, en la isla de Santo Domin– go, se cubrió con un cerrado bosque de mástiles y velas aquel 15 de abril de 1502. Veintitrés naves, con dos mil quinientos tripulan– tes y colonizadores a bordo, habían fondeado en las márgenes del tranquilo río. Era la expedición fundadora del gobernador Nicolás de Ovando. De los diecisiete franciscanos que embarcaran en España con Ovando, sólo doce llegaron a su destino. Gracias a las investiga– ciones de los historiadores Marcelino de Civezza y Antonine Tobe– sar, se conocen los nombres de los diecisiete expedicionarios fran– ciscanos: Alonso de Espinar, Bartolomé de Turégano, Antonio de los Mártires, Maseo de Zafra, Juan de Hinojosa, Antonio de Ca– rrión, Bartolomé de Sevilla, Pedro de Hornachuelas, Juan de Esca– lante, Jerónimo Bernal, Francisco de Portugal, Juan Martín, Pedro Francés, Lucas Sánchez, Pedro Martínez, Alonso de Hornachuelas y Juan Francés. Trece sacerdotes y cuatro hermanos legos. Al fren– te vino fray Alonso de Espinar, "varón religioso y persona venera– ble". El padre Espinar no embarcó a sus súbditos con las manos va– cías, pues el peso de sus provisiones fue de veintidós toneladas, y su precio, cerca de noventa y siete mil maravedís. Ornamentos, li– bros, objetos de culto, medicinas, ajuar de barbería y cocina, ropa, aperos de labranza y herramientas de carpintería entraban en el im– presionante equipaje. Un joven sevillano que había venido en la misma expedición, de nombre Bartolomé de Las Casas, observó, entre curioso y complacido, el abultado matalotaje y, años más tar– de, cuando ya vestía el hábito dominico, anotó: "Y entonces vino la Orden de San Francisco para poblar de propósito". Tan de propó– sito llegó, que tres años después, en 1505, erigió la primera Provin– cia religiosa de América, la de Santa Cruz de las Indias, con sede en Santo Domingo. 29

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