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toria indiana una mayor dimensión que la conocida por sus contem– poráneos. "Ya tengo dicho en muchas partes de estos libros cómo los que han escrito el origen de estas gentes no se han curado de más que dar noticia de cómo estos últimos méxicanos vinieron; ...siendo así que, cuando ellos llegaron, había ya gentes y estaba po– blado todo". Si compara las instituciones públicas -los "rituales"- de la ci– vilización azteca con las estructuras y creencias del Viejo Mundo, es "para que se vea cuán común ha sido en todo el universo este modo de gobierno y cómo es imposible que sin él se hayan con– servado en policía todos sus moradores y vecinos". Cuando -es un ejemplo- trata de la idolatría de los aztecas, recurre a su habitual m,jto¿:J Je :::o. ·.untar datos entresacados de diversas culturas y reli– giones, "porque no se entienda -advierte- que solos estos indios fueron los perniciosos en este pecado". Luego empareja ídolos az– tecas y griegos: Tezclalipuca es Júpiter; Huitzilipuchtli, Marte; Tla– loc, Neptuno; Quetzalcohuatl, Juno; Centeutl, Ceres, Tonatiuh, Apolo; Tlazolteutl, Venus. Este enfoque ideológico con que Torquemada estudia la historia le es posible gracias al increíble caudal de erudición que posee. Do– mina todos los ramos de las ciencias de su tiempo, desde la Biblia y la Patrística hasta la literatura clásica y la geografía. Sus constan– tes citas y digresiones -en la segunda parte de su obra, por ejem– plo, trascribe frases de más de trescientos treinta y cinco distintos autores, especialmente antiguos- hacen la lectura de la obra suma– mente pesada, casi insoportable; pero, al mismo tiempo, logran el objetivo que persigue el autor: unir mundos, enlazar culturas. Lo di– ce él mismo: "Bien quisiera excusar cosas antiguas que en su com– probación trato, pero no he podido, por haber sido mi intento comparar estas gentes indianas a otras más antiguas del mundo". "Confieso que el trabajo ha,sido muy grande" Un proyecto literario de semejante envergadura era una empre– sa de titanes aun sólo desde el punto de vista de la cantidad de ma– terial informativo que requería. Pero el trabajo resultó mucho más difícil debido al criterio con el que seleccionó el autor los documen– tos. "Sólo escribo verdad, de la cual siempre me he preciado" -di– ce. "No es libro de caballerías éste, sino historia". Esta actitud crítica con que Torquemada se enfrentó a su for– midable tarea fue la causa de que empleara más tiempo en inves– tigar, ordenar y supervisar los informes, que en redactar la obra. Siete años, según confiesa, le llevó la escritura del libro; catorce, la búsqueda y el estudio de los documentos. 294

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