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para el bibliógrafo Robert Streit, el Itinerarium es el primer tratado de Misionología que se ha publicado. Para el padre Antonio Equí– luz, O.F.M., moderno traductor y editor de la obra, encierra ésta "uno de los primeros planteamientos sistemáticos de los principios de la ciencia misionológica" y, desde luego, es "el primer tratado misional sobre América". He aquí, a modo de ejemplos, algunos de los temas misiono– lógicos que aborda el libro. Se abre con una tesis misional de am– plias perspectivas: la voluntad salvífica de Dios respecto de los in– fieles no es menor que la referente a los ya convertidos. De este hecho deduce el padre Focher, por una parte, la importancia y la urgencia de la vocación del misionero y, por otra, las cualidades que en éste se requieren. Para Focher dichas cualidades se reducen a tres: santidad, ciencia y bondad o sentido humano. El problema de la idoneidad del misionero de las Indias abor– dado por el jurista franciscano había sido objeto de graves preocu– paciones en aquellos años. Tanto por parte de la Iglesia como del gobierno español. En un momento dado, los superiores de las Orde– nes Religiosas de América prefieren que la inspección de los misio– neros sea hecha por organismos estatales, pues los Provinciales de España tienden a "soltar" a los súbditos más relajados e impedir el paso de los más piadosos y mejor preparados. El padre Focher se enardece al tocar este punto. Desarticula con extraordinaria vi– veza las razones que aducen los superiores para no enviar más re– ligiosos a América. No le convence la excusa -mantenida todavía hoy por no pocos- de que primero deben ser atendidos los fieles, y que subvenir a las necesidades de los países de Misión es un asun– to supererogatorio. En cuanto a la santidad de vida que Focher exige en el misio– nero, Mendieta atestigua que en México se había experimentado ser de tal eficacia, que bastaba para hacer que los indios se rindieran sin necesidad de otros argumentos. El padre Focher toca también en su Itinerarium el problema de los métodos de apostolado. Cree que el misionero evangeliza tanto más eficazmente cuanto más de cerca sigue el modo de predicar de los Apóstoles. Aboga por los métodos basados en la persuasión, bon– dad, total desinterés. Rechaza el uso de las armas o de cualquier otra forma de violencia o coacción. Uno de los motivos de persua– sión en el que insiste es el de la gratitud. Debe el indio bautizado amar a Cristo del mismo modo que amaría al que, en nombre su– yo, devolviese al acreedor cien o mil vestidos que le debiera el inte– resado. La conquista que propone es -naturalmente- la pacífica. Eso no significa que el misionero no pueda defenderse en caso de agre– sión. Puede, incluso, llevar su prudente pelotón de soldados arma- 270

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