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trata de un opúsculo de noventa páginas manuscritas, del que hace varias recensiones. Con ellas, en 1546, elabora un Tractatus de bap– tismo et matrimonio noviter conversorum. Estas obritas, publicadas por fray Diego Valadés con el título de Itinerarium Catholicum, ayudaron en gran manera a aclarar con– ciencias y establecer normas y criterios para la Pastoral en un mo– mento crítico de la historia eclesiástica mexicana. El padre Focher que, en un lapso relativamente corto, había aprendido el idioma náhuatl -Mendieta afirma que compuso un Arte de la lengua mexicana- y había llegado a conocer a fondo al indio a través del ministerio sacramental y de la predicación, demuestra en sus primeras obras una mentalidad abierta y una ac– titud humanitaria en relación con los indígenas. Admite que la evo– lución de las estructuras eclesiales no debe ser frenada, pero nunca con menoscabo de la atención espiritual que merece el indio. Este debe ser tratado por el misionero "con paternal abrazo", con amor de padre. Cree que las mejores armas para conquistar infieles son "el olor y la fama de una vida santa y de una doctrina verdadera", y no la violencia. Si el bien de los indios así lo pide, usen los frai– les en buena hora de dinero, o dejen de llevar el hábito, o pres– cindan de padrinos en el bautismo, o de administrarlo en forma so– lemne, pues un bien mayor no debe ser impedido por otro menor, ni la caridad debe destruir nunca la caridad, y hasta "ha de prefe– rirse la conservación de la vida del hombre a la inviolabilidad del templo". "El mayor bien es procurar la salvación de los infieles" -sos– tiene Focher-. Tanto estira este principio, que llega a extremos pe– ligrosos. Defiende, por ejemplo, que los misioneros, como represen– tantes que son de la autoridad pública, podrían separar, en ciertas circunstancias, a los hijos de sus padres para poder hacerlos cris– tianos. No así los particulares, a no ser que se trate de niños pe– queños en grave peligro de muerte. Recuerda que ningún menor de– be ser bautizado si no hay seguridad sobre su futura instrucción religiosa. Focher arremete contra los "cazadores de almas", contra los que bautizan por el mero afán de multiplicar el censo de los feli– greses. Dice muy gráficamente que quien sólo bautiza y no atiende luego -por sí o por otro- a los bautizados, es como un caballo que va de paso. Las tramas y madejas de los matrimonios .La parte más extensa de los tratados que Focher escribe en Tzintzuntzan es la referente al matrimonio. Desde que llegaron a 267

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