BCCCAP00000000000000000000764

Fray Diego habla del estado feliz en que vivían los mayas an– tes de la conquista española; del "buen tratamiento de la gente me– nuda y la paz del pueblo" de que gozaban; de cómo "todos los se– ñores tenían en cuenta con respetar, visitar y alegrar a Cocom", que era la dinastía gobernante; de cómo fueron los mayas "tan curiosos en las cosas de la religión como en las del gobierno". Obsesionados por el problema del tiempo, los sabios mayas ha– bían realizado increíbles progresos en todo lo referente a calenda– rios, astronomía y cálculos matemáticos. Las matemáticas habían invadido el cielo, la tierra y los infiernos. Cada dios maya tiene su número. En el cielo hay trece moradas; nueve, en el mundo subte– rráneo. El Libro del Consejo o Popal-Vuh describe un universo geo– metrizado: "Grande es la exposición, la historia de cuando se acabaron de medir todos los ángulos del cielo, de la tierra, la cuadrangulación, su medida, la medida de las líneas, en el cielo, en la tierra, en los Inscripciones jeroglíficas mayas gra– badas en el dintel de piedra de uno de los monumentos de Yaxchilán. cuatro ángulos, de los cuatro rin– cones". Consciente de este culto maya por el número, Diego de Landa estudia "la cuenta de los años": sus meses y días, fiestas y ceremonias, sus "tiempos fata– les". Se familiariza con el alma– naque que rige la vida religiosa y civil de los mayas. Investiga sus maneras de adivinar. Dotado de un gran espíritu de observación, mira y remira las inscripciones de. las estelas de Mayapán, borradas ya por el pa– so del tiempo. Pregunta a los in– dios qué significan las señales grabadas por los antiguos en Zi– lán. Nada escapa a su insaciable curiosidad. En su libro, trata de la indus– tria, comercio y moneda de los yucatecos; de la agricultura y for– ma de administrar la justicia; de su manera de contar. Habla de los ídolos, sacerdotes y sacrificios de sus templos; de las leyes que regu– lan las herencias y el parentesco, 221

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz