BCCCAP00000000000000000000764

-observa Mendieta. Desprendido tanto de los originales como de las copias de sus estudios de temas etnográficos, le tiene sin cuida– do el hecho de que sus libros puedan ser "la fuente de donde todos los arroyos que de esta materia han tratado emanaban". Prefiere tra– bajar en la periferia inculta. Como literato, es hombre de gustos refinados. Traduce "en metro castellano... con gran curiosidad y artificio" una obra de fray Alonso de Castro. Compone en 1553 El Juicio final, obra teatral representada en Tlatelolco por ocho– cientos actores indígenas, "cosa digna de ver" en opinión de fray Bernardino de Sahagún. Es cultivador y amigo del "buen roman– ce" según propia confesión. Pero busca la compañía de "hombres que son más inhumanos y carniceros que las fieras del campo". En– tre ellos vive "tan alegre y sin recelo como si fueran muy domés– ticos españoles". Así lo atestigua la Relación Oroz-Mendieta. Aunque es hombre de "robusta complexión" y "aparejado pa– ra cualquier trabajo y penitencias corporales", es de naturaleza sen– sible. Le descorazona la crítica. "No murmuran sino de mí que soy recio... Si Vuestra Señoría no ayuda, yo pienso dexarlo" -escribe a su amigo, el obispo Zumárraga, en 1540. Veintiocho años más tar– de, en 1568, la rebelión de unos chichimecas bautizados por él le decepciona y amarga tanto, que cae enfermo. Hombre de recia voluntad y de ferviente espíritu, no sólo su– pera fácilmente estos altibajos e incoherencias de su personalidad, sino que los integra en su ardiente y radical amor al indio margina– do. Este amor inspira y mueve toda su vida de México, pero en par– ticular sus últimos años en la Huasteca. Cuando Mendieta habla de su tendencia a alejarse de las poblaciones y trabajar en zonas de indios salvajes, da la siguiente razón: "porque los religiosos de la Provincia no le hiciesen prelado". Pero, fray Bartolomé de Las Casas, amigo de Olmos y admirador de sus escritos, da otra razón: su amor y celo por los indios más alejados de la civilización y del conocimiento del Evangelio. Dice en un memorandum escrito hacia 1555: 178 "He rescebido cartas de un religioso de Sant Francisco que se llama fray Andrés de Olmos, antiguo en edad y en estado en la Nueva España, y que ha hecho gran fruto en los indios, mayor– mente en los que tienen tierra más trabajosa y otra donde no es para fraile que lo pueda sufrir, y está en las provincias que están desde la Veracruz hasta Pánuco, que es asperísima tierra... Este me escribe que ha ido a un pueblo que se llama Tampico, el más próximo a los chichimecas... y en otro pueblo treinta le– guas de allí hacia la sierra que se llama Tamaholipa... y cómo están en frontera y en peligro, en especial el pueblo de Tamaho– lipa, porque vienen muchas veces los chichimecas y les hacen guerra, y a otros pueblos de por allí. Y por remediar aquellas ánimas que perecen por falta de doctrina, pidió licencia a la Or-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz