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Objetivos de su labor etnográfica Según Baudot, Olmos llegó a realizar una "indagación etnográ– fica exhaustiva" en el enclave central de México. Tal indagación fue hecha por él cor. "buenas entrañas" -son sus palabras-, es decir, con sincera simpatía hacia aquellos hombres que habían si– do capaces de producir tan admirable cultura. Por eso, no estudia– ba sólo "para que lo oalo y fuera de tino se pudiese mejor refutar", como advierte el cronista Mendieta, sino, sobre todo, para que "si algo bueno se hallase, se pudiese notar, como se notan y tienen en memoria muchas cosas de otros gentiles". Olmos pone de relieve estos elementos positivos, como son los métodos pedagógicos que se usaban en los calmecac o internados aztecas, y, sobre todo, los su– blimes principios morales que brillaban como piedras preciosas en los huehuetlatolli o discursos de los ancianos, un género literario náhuatl dado a conocer por Olmos y explorado ampliamente por Sahagún con posterioridad. Los elementos éticos y culturales que los primeros etnógrafos y cronistas franciscanos de México, como fray Andrés de Olmos, fray Toribio de Benavente, fray Martín de La Coruña y fray Fran– cisco de Navas, descubrieron en las civilizaciones del Anáhuac fue– ron tan consistentes y válidos, incluso a la luz del Evangelio, que planearon construir con ellos un México nuevo, cristiano, "que in– tentase salvaguardar ~o más posible la autenticidad del antiguo". Esta idea, por demás sugestiva, es, según Baudot, la que está en la base del proyecto -completo y coherente- en el que Olmos en– marca sus estudios y obras. Dicho proyecto comprende cuatro fa– ses: etnográfica (Tratado de las Antigüedades mexicanas), lingüís– tica (Arte y Vocabulario de la lengua mexicana), literaria (Los Hue– huetlatolli) y catequética (Libro de los siete sermones y Tratado de hechicerías y sortilegios). Compuso estas obras para facilitar la evangelización de los mexicanos desde su propia cultura. El Tratado de las Antigüedades mexicanas, escrito hacia 1539, recogía las investigaciones etnográficas realizadas por su autor du– rante seis años. Era un "libro muy copioso", del que fray Andrés sacó tres o cuatro "trasuntos". Tanto el original como las copias, enviadas a España, se perdieron, al parecer definitivamente. Valién– dose de apuntes y borradores, Olmos compuso en 1546 una segun– da redacción, abreviada, de la obra, una Suma, que también se perdió. Uno de los contados ejemplares de esta Suma llegó a ma– nos del cronista Jerónimo de Mendieta -"la hube y tuve en mi po– der"-, pero nadie ha dado con su rastro. Los eruditos han tratado de reconstruir la obra etnográfica de Olmos entresacando algunos de sus textos de las crónicas de Jeró- 175

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