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Un héroe inmolado en el altar de los sacrificios pide el don del pul– que sagrado a una divinidad huasteca. Dibujo sacado de uno de los relieves del gran Templo de los Nichos de El Tajín, estado de Veracruz. Los restos arqueo– lógicos de El Tajín, relacionados con las culturas totonaca y huas– teca, han sido estudiados por S. Jeffrey K. Wilkerson, autor del trabajo investigativo "The ethno– graphic Works of Andrés de Ol– mos". El padre Olmos evange– lizó a los indios totonacas y huastecas, cuyo idioma estudió a fondo. jefe indio... Viaja a Tlaxcala, Texcoco, Huexotzingo, Cholula, Te– peaca y Tlalmanalco. Siempre en plan de etnógrafo. En Texcoco in– terroga a un indio, llamado don Andrés, sobre el origen de los po– bladores de México. En Tlalmanalco escudriña los secretos de un ídolo cubierto con el ancestral tlaquimilloli o envoltorio sagrado. Investiga todo "con mucho cuidado y atención... y en largo tiem– po". Por lo menos durante seis años. Todavía en 1539, un nativo de Hueytlalpan "me descubrió -dice Olmos- los ídolos de esta comarca". La labor es ardua, llena de dificultades y de imprevistos. Andrés de Olmos es el primero en lanzarse en las Indias a la investigación etnográfica en plan serio y sistemático. Pionero, no sólo se ve obli– gado a avanzar por un camino desconocido, sino también a hacer– se con los instrumentos que necesita para abrirlo. Es decir, a inge– niar los métodos de investigación. Utiliza principalmente dos; los mismos que más tarde empleará Sahagún: el estudio de las picto– grafías y la encuesta. Mendieta es explícito al respecto: "Habiendo visto todas las pinturas que los caciques y principales de estas pro– vincias tenían de sus antiguallas... Y habiéndole dado los más an– cianos respuesta a todo lo que les quiso preguntar". Nunca actúa a humo de pajas. Alonso de Zorita advierte que nuestro etnógrafo interrogaba a informantes y traductores "a cada uno por sí" y que sólo admitía aquellos relatos en los que "todos conformaron en la traducción". 174