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4. Toribio de Benavente o la dimensión liberadora de la pobreza franciscana En cuanto los conquistadores españoles asomaron sus barbas y sus lanzas por las costas de México, los espías del emperador Moctezuma informaron, alarmados, que habían visto gente extraña, hombres que vestían de colores, unos de azul, otros de pardo y verde; y que en las cabezas traían bonetes de grana, a manera de pequeños comales. Según esta descripción del cronista indígena A Tezozomoc, aquellos españoles que merodeaban peligrosamente en las fronteras del imperio azteca iban trajeados de forma bastante pintoresca. Cinco años después, el día 13 de mayo de 1524, desembarca– ron en las costas de México los célebres doce apóstoles francisca– nos, y sus pardos y remendados hábitos contrastaban tan violen– tamente con los jubones amarillos, azules zaragüelles y sombreros colorados de los primeros expedicionarios de Hernán Cortés, que los indios -tal como cuenta el cronista Jerónimo dé Mendieta- "an– daban tras ellos como los muchachos suelen seguir a los que cau– san novedad... pues maravilláronse de verlos con tan desarrapado traje, tan diferente de la bizarría y gallardía que en los soldados españoles antes habían visto". Ante sus maltrechos hábitos, los indios se decían unos a otros: - Motolinía, motolinía... Y uno de los frailes, llamado fray Toribio de Benavente, pre– guntó qué quería decir aquel vocablo que tanto repetían. Respon– dióle un español: -Padre, motolinea quiere decir pobre, o pobres. - Ese será mi nombre para toda la vida. Y con el sobrenombre de Motolinía se quedó para el resto de su vida y para la historia. Abierto de par en par a la vida Toribio nació en la ciudad zamorana de Benavente. Cuando llegó a México tenía treinta años. Su talante ha quedado reflejado 147
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