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UNA OBERTURA... Es como una estruendosa bienvenida a un trabajo sinfóncio que deslumbra al más avezado. En este caso, la Obertura es simple apertura, llamada, petición de atención. Y es que fray Elías Martín de Población de Cerrato, Palencia, es un com– positor literario de amplio espectro. Sabe tocar toda clase de temas, con una envidiable soltura y notoria seguridad de juicio. Ocurre con fray Elías lo que con muchos hermanos f,-anciscanos capuchinos, que, al llegar a las amplias planicies americanas, sienten un impulso irresistible a decir cosas, a escribirlas, a ponde– rarlas o a criticarlas. Y, claro, a gozarlas o padecerlas. La pluma o el ordenador de fray Elías es 'fácil pluma de escribano", que dice La Biblia. Puede en horas 24 fabricar un libro, porque muchas otras horas 24 se dedicó a acumular materiales. En el presente libro dedica su es.fuerzo a recrear una aventura capuchina que no debe olvidarse. Los Frailes Capuchinos asumieron en 1944 una tarea ilu– sionante por lo amplia e inexplorada: encargarse de la reevangelización del gran pueblo grande de Manzanares, en plena Mancha. Digo "reevangelización ", por– que un pueblo grande nunca está evangelizado por motivos varios. Ningún grupo humano, sea político o religioso o gremial, se duerme en los laureles del primer o del último triunfo. Ha de renovarse el mensaje, el tema, la motivación. Y a eso se dedicaron con verdadera plenitud de facultades y buena voluntad los Capuchinos, hasta que no que hubo quien tomara el relevo, por aca– bamiento de personal. La labor jite polifacética. Todos los campos tuvieron a algunos fi'ailes como cultivadores. Llama la atención la omnipresencia, desde los ferroviarios hasta los centros de salud y penitenciarios. A su modo y con los métodos universales de apostolado de aquellos tiempos trabajaron de sol a sol en el amplísimo campo manchego. Fray Elías sigue paso a paso las circunstancias y peripecias de aquella epo– peya capuchina. Incluso tomó parte como agente moderno y carismático en aque– llas labores verdaderamente eclesiales. En fin, el Pueblo Grande de Manzanares mantendrá imborrable el recuer– do de aquella aventura capuchina tan bien decantada y expresada por fray Elías Martín de Población de Cerrato, Palencia. Fray Román Paraja Díaz, OjinCap. León, I 6 de abril de 2007 por Elías Martín ■

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