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P. Manuel de Hontoria, de manos de don Dimas López González-Calero. Éste había regido la parroquia por espacio de 38 años, por lo que no es extraño que, en el momento de hacer entrega al sucesor, dijera estas palabras: "Esto me apresura la muerte", reco– gidas por el "Cronista", presente en aquella ocasión. Hace entrega al nuevo párroco del inventario de los enseres que hay en la parro– quia, del Archivo Parroquial y del "sello", además de tres mil dos– cientas veintisiete pesetas con cincuenta y cinco céntimos, que era la suma de los donativos de los fieles para la obra de reconstrucción del templo parroquial y otras dos mil novecientas cinco pesetas con treinta y siete céntimos, que era el dinero de la Fábrica Parroquial, según nota del Mayordomo de Fábrica. Ya con todos los requisitos legales en orden, el Provincial de los Capuchinos, -P. Agustín de Corniero-, acompañado de Fray Antonino de la Mata, Fabriquero (*), parten para Manzanares para reparar la "casa rectoral", ubicada en la calle de Las Trompas(**), conocida también como calle de los "Reyes Católicos". Les atendie– ron las Monjas Concepcionistas Franciscanas en la hospedería de su convento. Visitaron al señor Cura Ecónomo, D. Dimas López González-Calero, sobrino segundo del difunto Obispo de Á vila, Excmo. Sr. Carrascosa. D. Dimas comenzó siendo ayudante del párroco (coadjutor) en enero de 1901 , para llegar a ser cura ecóno– mo (párroco) en 1911. Los Capuchinos quedaron encantados del trato exquisito de D. Dimas a quien el P. Provincial, según el "Cronista", calificó como "todo un señor de La Mancha". D. Dimas estaba ayudado en las labores parroquiales por el sacerdote D. Federico Rodríguez. (*) Entre los Capuchinos se llamaba así al religioso encargado de la construc– ción, reforma o derrumbe de los Conventos de la Orden, siempre de acuerdo con el P. Provincial y sus Definidores. (**) Era el apellido de una familia importante de Manzanares. por Elías Martín ■

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