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La Iglesia y el convento eran pequeños, por lo que podían albergar pocos religiosos. En cambio disfrutaban de una gran huerta. Como el de Calzada, el de Villarrubia fue un convento esco– gido para evitar roces de Religiosos con la Autoridad Civil, al tiem– po que servía de refugio para ese mismo tipo de religiosos en este sentido considerados como "conflictivos". Por ejemplo se sabe que el P. Francisco de Murcia fue relegado a este convento de Villarrubia, una vez que pisó tierra española, porque en el Capítulo General, celebrado en la Ciudad Eterna, se había opuesto al candi– dato español, que era el P. Buenaventura de San Mateo. Por eso el Consejo del Estado propone al Rey, el 15 de septiembre de 1656, que se le aleje de la Corte y, en efecto, termina dando con su hábito en el convento de Villarrubia de los Ojos. Caso parecido, pero suce– dido en 1713, fue el del P. Mateo de Consuegra, Ministro Provincial de los Capuchinos, que fue mandado a este convento de Villarrubia, por mostrarse nada afecto al rey Felipe IV. En 1643 el Nuncio concede a los Capuchinos la facultad de dar hábitos a los hermanos "terciarios" seglares franciscanos. Tuvieron que acudir a él, porque los Franciscanos Observantes de Carrión (Ciudad Real) se oponían a ello. El 6 de julio de 1787 se concede a la T.O.F. (Tercera Orden Franciscana) las capillas de la mano derecha de la iglesia, para que, quitados los tabiques, se pue– dan reunir. Los Capuchinos de Villarrubia de los Ojos se dedicaron al ministerio de la predicación. En 1809 vivían ocho religiosos en el convento. Por los decretos del rey intruso José I, antes de junio de 1809, se suprimen los conventos capuchinos de Villarrubia de los Ojos y de Calzada de Calatrava. Durante la Guerra de la Independencia el de Villarrubia sufrió muchos desperfectos, y es a partir de 1813 cuando los Capuchinos vuelven al convento, que deja de ser tal para convertirse en "residencia", lo que quiere decir que era menor el número de frailes que lo habitaban y que carecía de enseres y de posibilidades económicas para mantener el número de antaño. por Elías Martín ■

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