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Y a pesar de todas las fricciones, quedó como patrono del mismo D. Rodrigo Sarmiento Villandrado de la Cerda, Conde de Salinas y primer Duque de Híjar. Los vecinos se comprometieron a dar anualmente doce mil "maravedíes" para la fábrica de- convento e iglesia y otros tantos para los Religiosos. Éstos, en cambio, tomaban sobre sí el compromiso de predi– car todos los sermones "de tabla"(*) que tenía la villa. Las Autoridades decidieron pedir vanas veces al año limosnas para los Religiosos . Las obras iban des– pacio, tanto que, en 1695, aún no se habían hecho la bóveda para los enterra– mientos de los religiosos ni la enfermería. La Iglesia tenía como titular el "Corpus Patrona de Villarrubia de los O,'os Christi", y por eso en el retablo del altar mayor había un gran cuadro que representaba la Eucaristía en una rica Custodia y, adorándola, aparecían San Bu~naventura, Santo Tomás y varios Capuchinos. En el cuerpo de la iglesia, y separados por arcos que forma– ban las distintas capillas, existían en el lado derecho, tres altares dedicados a San Isidro, San Francisco (de gran mérito artístico) y a los Santos Joaquín y Ana (bajorrelieves). Al lado izquierdo estaban los altares de la Virgen de la Caridad y de San Antonio. (*) Los de las fiestas y solemnidades p.-incipales de la villa. por Elias Martín

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