BCCCAP00000000000000000000762
¡Qué grande es mi hijo! ¡qué grande es! ¡qué perfidia la mía cuando me opuse a su vocación! ¡ qué necio era entonces! ¡cuán ciego estaba!. Yo deseando su bien, buscaba su mal; yo anhelando su grandeza, procuraba su caída y ansiando su felicidad y dicha, intentaba hacerle miserable y desdichado. ¡No veía, creyendo ver, y juzgaba estar rodeado de luz, estando envuelto en tinieblas!. José, si alguno de tus hijos desea consagrarse a Dios, no seas tan necio como fuí yo. No te opongas al llamamiento divino; y si te pide tu bendición, dásela, no se la niegues. -83-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz