BCCCAP00000000000000000000762
¿Reventar?. No ha reventao... ¡Recórcholis!. Ángel, cual si hubiera sacado los registros todos de sus pulmones, dejó oir su voz potente y sonora: _¿Qué te pasa, Pedro?. ¿Te ha sucedido algo?. Al oir la voz del señorito todos callaron y Pedro contestó lloriqueando: _Que he comío tanto, que ya no puedo meter este plato que es el más rico y el que más me gusta. Tan estrepitosa carcajada soltaron todos que medio asustadas las cocineras corrieron allá, a ver lo que sucedía; y encontraron, que, a excepción de Pedro, todos se reían a más no poder, y que Roque, cual si le hubiera dado un ataque de risa, se retorcía y revolvía en el suelo; al viejo Máximo le salían las lágrimas como a un niño; Andrés hacía mil jeroglíficos con la cuchara en la mano; Bartolomé, por haberle cogido la gracia en el momento de echar agua, había tirado la jarra; a Diego se le había caído de entre las manos el vaso de vino y se había hecho trizas; la muchacha habíase ido riendo a un cuarto inmediato; mas dejó por el suelo una media fuente hecha añicos; en fin, las cocineras solamente hallaron serio o dicho mejor, triste, pálido y tieso como una vela a Pedro, que más bien parecía una estatua del dios Baco presidiendo las grotescas fiestas de los paganos. Las cocineras juzgaron, quizá injustamente, que estaban medio beodos; y se volvieron escandalizadas, haciéndose cruces y criticando al señorito Ángel como reo de semejante desbarajuste. Pasado un buen rato, algunos de los criados fueron serenándose; mas otros continuaban con la algazara sin visos de terminar, por lo que Ángel, aunque sonriente, llamó la atención: -50-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz