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convertido en otro Cristo. ¡Ah!. Si a esos labios de coral, donde tantos besos he estampado yo, les viera pronunciar algún día palabras divinas que tienen el poder de hacer bajar de los cielos al Rey de Reyes; si yo viera a esas manos, que tantas veces he calentado con las mías, sostener al mismísimo Jesucristo y después dárselo a la muchedumbre, comenzando por su madre, créeme, José, después de todo esto, diría con sumo gozo: Enviadme Señor cuando queráis la muerte, porque ya mis deseos han sido satisfechos y mis oídos han escuchado lo que ansiaban oir y mis ojos han visto lo que anhelaban ver. _¿Esperas por ventura que Celestino suba las gradas del altar revestido con los ornamentos sagrados?. _¡ Vaya si lo espero!. Y hace mucho tiempo que vengo suplicándoselo a Dios Ntro. Señor y a la Virgen María. _¿Les habrás pedido también que tu hija se meta monja?. _Les he rogado que, si no merezco que los dos sean consagrados a Él, por lo menos me concedan la gracia de ver a uno, aunque yo sea indigna de tal dicha; y, como tú has notado, creo que Celestino va a ser el escogido. _¡Bendito sea Dios y la Virgen que tal gracia nos conceden!. Tan seguro estoy que nuestro hijo tiene vocación, por lo que has dicho, como lo estoy de que le falta a nuestra hija. Apenas terminada la última frase sintieron que la puerta era abierta por la criada. _Mi amo, un señor desea hablar con usted. _¿Dónde está?. -30-