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¡ qué respeto entre sí!. Esto debieran presenciar muchos padres que se oponen a la vocación de sus hijos, por la creencia simple de que en apartándose de su lado matemal,esos hijos se han de ver solos, y privados de toda muestra de amor. _¡ Cuán engañados están!. -Contestó D. José a su esposa limpiándose una lágrima ardiente que brotó de sus ojos: siguió después el silencio entre los dos-. En el auto que está al uso del Colegio, subieron catorce postulantes y el R. P. Director, P. Baltasar; Celestino y otro de los aspirantes en el coche en que se hallaban D. José y su esposa, Dña. Consuelo. _¡ Ya se marchan! -gritan los niños con tristeza y con sus pañuelos que ondean y frotan al viento ... ·Adº ' ·Ad. ' ·Ad. ' ¡ lOS .. ¡ lOS .. ¡ lOS.-. Y los postulantes, asomándose por las ventanillas, contemplaban por última vez aquella multitud de niños que levantando a lo alto sus manos exclamaban al unísono: _¡ Adios !. ¡ Adios !. Con las mismas palabras y los mismos gestos correspondieron los que marchaban; uno de los cuales, dejando la ventanilla, prorrumpió con acento de tristeza: _¡Pobrecillosl... Cuántas de esas flores serán trasplantadas por el Jardinero Divino... Cuántos de esos corderitos, engañados por los halagos del lobo infernal, y desoyendo los silbidos maternales de la D. Pastora, abandonarán al aprisco, y volverán a el Egipto del mundo para comer sus puerros y cebollas ... _¡Qué se va hacer! -replicó muy campechanamente uno de Andalucía-. Ya dijo el mismo Jesucristo que muchos son los llamados y -249-
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