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madre a su vocación religiosa; y por eso se marcha mi madre nada más comenzar el delirio. _¿No convendría llamarle la atención, para ver . ? s1 cesa .. _Intentaré, D. José: ¿Ángel?.. ¿Ángel?... Al llamamiento de Jesús, abrió Ángel los ojos y con voz mucho más débil que la sacada con el delirio contestó: Q ; ? _¿ ue.... _Están aquí D. José y Dña. Consuelo... se van a Ir. Tras una pausa habló Ángel, silabeando las palabras. _Di-gan a mi a-mi-go que rue-guen por mí... los ni-ños Se-rá-fi-cos.. Volvió a cerrar los ojos; y al momento comenzó otra vez a delirar sobre su amigo Celestino. Los truenos se sucedían, cuyos ecos largos, muy largos casi se hilaban entre sí; las nubes abrían sus senos y comenzaba la lluvia; y las tinieblas avanzaban, avanzaban... D. José y Dña. Consuelo contemplaban una vez más al enfermo. Estaba con un aspecto que ¡daba pena verlo!. Sus cabellos largos y erizados cubrían en parte su preciosa frente; los ojos como queriendo dejar sus órbitas; los pómulos salientes, la nariz aguzada, los labios amoratados y los bigotes y barba, aunque llena, crecida... Y Ángel seguía delirando con acento que hería el corazón. _¡Amigo mío!. .. ¿Tú te vas y me dejas aquí... 1 1 ? •; d b.; . ? A' so o.. so o .... ¿a qmen escu nre mis penas .... ¡ y .... ¡Pobrecito de mí!. .. A Dña. Consuelo se le saltaron las lágrimas; y -234-

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