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También acudieron a visitar a Ángel sus tíos Baltasar y Exaltación. Pasaron unos días más, y la temperatura continuaba en los 40 grados; la calentura y la cama le consumían a Ángel; y como el único alimento que tomaba era leche, la debilidad se apoderó de él. Así, mientras conversaba Jesús con sus tías Isidra y María llegadas de Santander el diez de Abril, Ángel comenzó a gritar y decir delirando: S ~ s~1 J/ /IJ/ M/ _¡ enor, enor. ... ¡ esus m10 ... esus... ana... No, no puedo seguiros... me atan, me atan... es mi madre... ella misma... ella me detiene... ¡Ay!. .. Yo quiero.... Vos podéis... ella me riñe, me riñe mucho... mucho... Me voy con vosotros ... ¿No me dejáis? ... ¡Ay, ay!. -Se quejaba Ángel en el delirio-. Sollozaba su madre que estaba en la cabecera, y derramaban también lágrimas sus hermanas Dña. Isidra y María, y la criada Josefa; el único que no lloraba, era Jesús, aunque sí se hallaba muy emocionado. Aquella noche del doce de Abril la pasó Ángel mal, muy mal. Al día siguiente D. José y su esposa hicieron la visita cotidiana. En la conversación con Jesús y sus tías, éstas preguntaron a D. José: _¿No han recibido noticias de Celestino?. _Hará ocho días, tuvimos carta, en la cual nos decía que se encontraba muy contento y con muy buena salud. _También nos comunicaba -añadió Dña. Consuelo- que habían celebrado el Santo del M. R. P. Provincial estando él presente. Y nos mandó el programa de la fiesta. _¿En qué consistió la fiesta? -preguntó -230-
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