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Ángel hizo un gesto desagradable y su madre continuó hablando de la Marquesita, como si no advirtiera que a su hijo no le era de agrado, según lo demostraba con la severidad de su semblante. Luego que le dejó su madre, Ángel continuó escribiendo a su amigo Celestino. Cuando hubo terminado se puso a pensar: 11 ¿ Qué haría en los días que faltaban para la fiesta? ... Decidirse por el retiro espiritual 11 • Efectivamente. Sus salidas al campo fueron más frecuentes y prolongadas; las empleaba con entera libertad en la oración y mortificación. Pedía al Señor y a la Santísima Virgen la gracia de que borrase los afectos del corazón de la Marquesita Avelina hacia él. Con gran pena para Ángel y gran gozo para su madre había llegado el 12 de Febrero, día de la ansiada fiesta. Toda la casa de Dña. Remedios se hallaba en su interior transformada casi por completo. Los picaportes de las puertas brillantes como el cristal; por todo el corredor guirnaldas y en el centro un arco formado con verde ramaje salpicado de flores; las escaleras con alfombras estrenadas aquel día y con otras, bien desempolvadas las habitaciones en que habían de estar los invitados; las paredes revestidas con caprichosas colgaduras y en medio de las mesas del salón, recibidor y comedor ramilletes de flores, traídas de Valencia, que embalsamaban el ambiente con regalado perfume. Eran las once de la mañana. El astro Rey se mostraba radiante. A la casa de Dña. Remedios ya habían llegado cinco o seis autos. Los músicos vestidos de gala blanca conversaban en el salón con algunas criadas y otros jóvenes del pueblo. Una de las -215-
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